En medio de la Semana Santa y tras su visita al nuevo Papa, monseñor Alfonso Delgado habló de la generosidad que Francisco mostró con Cristina y aseguró que cualquier indiferencia del Gobierno argentino por la elección del sumo pontífice, fue compensada con la reacción de júbilo del pueblo argentino. Sobre la relación entre los sacerdotes, negó que existan internas por pertenecer a líneas distintas.
– ¿Cómo lo vio a Francisco cuando estuvo con él?
– Lo vi mejor que nunca. No solamente es la impresión mía, sino que varios periodistas que lo conocían han notado algo más o menos parecido. Muy firme, muy sonriente, muy animoso. Sigue siendo el mismo que antes, pero lo he visto con una mayor alegría.
– ¿Qué grado de influencia puede tener Francisco en la vida social argentina?
– Eso depende de nosotros. El Papa ha dejado de ser argentino, es universal, es el pastor de la Iglesia universal.
– ¿Es optimista?
– Sí. El grado de conmoción espiritual que se ha producido se nota día a día, nos va a ayudar a mirarnos entre nosotros como hermanos. Y si eso pasa, tendrá un beneficio directo en la familia, en las relaciones entre nosotros, en las comunidades cristianas, con otros credos religiosos…
– Bergoglio y Cristina tuvieron mucho encontronazos, ¿esperaba la actitud que mostró ella?
– Me hubiera gustado que la expresión de las autoridades argentinas estuviera de inmediato, incluso antes que los líderes mundiales. Pero me parece que eso fue compensado con la reacción de todo el pueblo. Me hubiera gustado que la expresión de las autoridades argentinas con el Papa fuera de las primeras.
– ¿Cree que llegó tarde?
– No juzgo. Pero creo que Francisco tuvo una actitud magnánima, tan cordial, que ha cubierto de paz y alegría esa situación. Me alegró mucho la actitud que tuvo hacia los argentinos expresada en las autoridades del país. Creo que habla de que Bergoglio nunca albergó rencores y cuando hablaba era para bien de todos y para mal de nadie.
– ¿Qué opina de las críticas de algunos sectores kirchneristas hacia el Papa por su supuesta relación con la dictadura?
– Fueron cosas que quedaron ahí. Siempre uno puede quedar descolocado sin darse cuenta o sin conocer bien las cosas. Pero ni me acuerdo ya de eso, porque lo importante es lo que significa esta elección del Santo Padre y que haya caído en un hijo de esta tierra muy servidor y humilde.
– ¿Les cree a los que ahora lo elogian y primero lo criticaban?
– Que juzgue la gente. Si es una conversión sincera, bendito sea Dios. Sino, espero que se vayan dando cuenta. Hoy estamos todos muy expuestos y en cierto modo somos esclavos de lo que decimos.
– Usted también vivió esto de que lo criticaran por el tema de dictadura…
– Sí, pero bueno… ni yo ni mi familia nos hemos detenido en eso, la vida sigue y hay todo un mundo por ayudar, trabajar, hacer, una misión que cumplir.
– ¿Influyen en su carrera sacerdotal esos cuestionamientos?
– No, para nada. Mi familia y yo somos víctimas de esos años y lo llevamos con paz y perdón. Hicimos lo que teníamos que hacer, sabiendo que no iba a dar mucho resultado lo que pudiéramos hacer. Rezo todas las víctimas, para que se abran los corazones de los responsables. Que lindo sería superar etapa de la historia, con Justicia y con verdad, pero superarlo y no quedarnos anclados.
– En la Iglesia hay distintas líneas. ¿Entre los curas aparecen diferencias o divisiones?
– No, somos libres y hay gente que le cuesta entender que vivimos con mucha libertad. El cardenal Bergoglio me llamó unos días antes del cónclave por un asunto que pertenece a mi área. Cuando lo vi en Roma, me preguntó si estaba arreglado y yo le conté: “ayer se ha terminado de arreglar y está todo muy bien”. Somos colaboradores y todos sumamos a lo mismo.
– Usted es del Opus Dei y él es jesuita…
– El Opus Dei es una institución de la Iglesia que tiene la misión de difundir ese llamado a la santidad a través de la familia y el trabajo y convertir eso en un apostolado. Los jesuitas conforman también una institución maravillosa de la Iglesia. Lo que te quiero decir es que en la Iglesia hay una gran variedad de instituciones, de carismas, pero dentro de una profunda unidad. El genuino espíritu cristiano nos lleva a mirar con ojos buenos todo lo que Dios siembre en su Iglesia. Uno de los mejores párrocos que he tenido era un sacerdote jesuita que fue designado obispo, somos íntimos amigos y lo seguiremos siendo…
– Se menciona que Francisco quiere introducir cambios profundos, ¿cree que lo van a dejar?
– La Iglesia está cambiando todos los días, porque cambian las personas. Cuando uno quiere cambiar algo, siempre hay alguno que le va a parecer mal. Pero estoy seguro que el Papa va a ayudar a cambiar sin estridencias lo que es necesario cambiar. Como lo ha cambiado Benedicto XVI, como Juan Pablo II…
– Hubo casos de pedofilia que se taparon y por distintas razones no salieron a la luz en su momento…
– Yo creo lo que tenía que salir a la luz, ha salido. Es un lema de Francisco clarificar las cosas, establecer lo que otros miembros pueden llamar tolerancia cero, pero con mucho respeto. Lo digo, porque también aparecen algunos vivos que hacen denuncias falsas y yo he sido testigo de eso. Por supuesto, la Iglesia investigó hasta las últimas consecuencias.
– ¿En San Juan?
– En general. Y muchas veces hubo calumnia. Las medidas tomadas en la Iglesia son más que suficientes y cualquier Papa las va a seguir.
– Pero un sacerdote cuestionado por tapar casos de pedofilia en EEUU estaba asignado al Vaticano…
– Eso es lo que se dice. Yo te aseguro que si hay el más mínimo dato, la Santa Sede investigó como corresponde. Te aclaro que la Iglesia nunca va a aceptar el juicio mediático, porque es el juicio de la impresión y no de la verdad. Si la denuncia es cierta, es una cosa. Si es falsa, es otra. Pero creo que el tema está cerrado y encarrilado.
– ¿Y qué cosas cree que hay que analizar o cambiar en la Iglesia?
– Hay que analizar una mayor universalización de la Santa Sede. Es amplia, pero creo que debería haber mayor participación de otras áreas geográficas, culturales. Luego, profundizar la revisión de las cuestiones que han salido el servicio bancario dentro del Vaticano; estoy seguro que Francisco va a prestar atención. Y después, una mayor participación de las Conferencias Episcopales.
– Entre los temas que se debaten está la posibilidad de que los sacerdotes se puedan casar, ¿está de acuerdo con esto?
– Estoy seguro que no va a ocurrir. Dentro de la Iglesia, en algunos países, se admite la ordenación de personas casadas. Pero nunca se va a dar que un sacerdote se case.
– ¿No le gusta la idea?
– No. Desvirtuaría nuestra misión, la misión de esa entrega total al servicio del pueblo de Dios, ejerciendo esa paternidad de Dios.
– A muchos les sorprende la sencillez, la humildad y el apego a los pobres de Francisco. ¿Eso denota que la Iglesia está en crisis?
– No, al contrario, habla de la fuerza que tiene la Iglesia.
– No debería ser novedad, debería ser algo normal en un Papa. Al menos que en la Iglesia haya carencias de esas virtudes
– Si vos los conocieras a Benedicto XVI, su humildad, su sencillez. Todos los regalos que recibían Juan Pablo II iban a parar a quien más lo necesitaba. El gran Bergoglio siempre fue así y muchas de esas cosas son muy normales en la Iglesia. Que en este momento tenga un relieve especial, me encanta porque salen muy espontáneamente.
– ¿Se imagina a Francisco intercediendo por el tema Malvinas para que Gran Bretaña se siente a dialogar, como le pidió Cristina?
– No, no. El Papa nos alentará a todos a dialogar, pero un diálogo de personas, de matrimonio y países, donde en primer lugar vamos dispuestos a escucharnos. Creo que en ese momento lo importante no era eso, era lo que significa el papa Francisco para el mundo, la Iglesia, para nosotros.

