Familiares y amigos de Diego Andreoni se juntaron en la tarde de este miércoles en la Catedral a pedir justicia por el muchacho asesinado por un disparo que recibió en una cancha de Marquesado.

“Queremos perpetua”, fue el pedido de Alberto Andreoni, padre de la víctima, que no pudo contener el llanto al recordarlo.

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El grupo llevó carteles contra los dos acusados

Diego Andreoni falleció el pasado jueves. Se encontraba internado en el Hospital Rawson después del disparo que había recibido el 15 de marzo. Ya le habían amputado una pierna, pero de igual manera empeoró y no sobrevivió.

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CÓMO FUE EL CRIMEN

‘Che, che, cortenlá, déjense de joder’, alcanzó a decir Diego Andreoni, en claro tono conciliador. Para entonces se libraba el segundo cruce de insultos y golpes entre Franco Gómez (señalado como principal impulsor del problema) y un nutrido grupo de jugadores y simpatizantes de equipos rivales. Eran alrededor de las 19,30 de aquel domingo 16 de marzo pasado, cuando Julio Abdías Castro Agüero (32) entró en la escena: efectuó un disparo al piso y otro que se coló por el abdomen de Andreoni, provocándole múltiples y gravísimas heridas en distintos órganos. Lo llevaron al hospital Rawson, lo operaron y aunque debieron amputarle gran parte de una pierna, la esperanza no se perdió. Pero el daño en su cuerpo había sido tan grande, que no resistió y el jueves a última hora perdió la vida.

Entonces la causa por tentativa de homicidio contra Castro se convirtió en una de homicidio agravado por el uso de un arma de fuego en la que está claro quién fue el autor, porque el propio Castro confesó haber disparado, aunque intentando instalar la idea de que no quiso matar a nadie.

Todo pasó en la cancha de fútbol amateur Coralli, en Marquesado, Rivadavia.

Según la investigación, Gómez se peleó con un jugador rival durante un partido. Y ya en el ‘tercer tiempo’, siguió con sus provocaciones y protagonizó dos peleas, en la última de las cuales balearon a Andreoni.

Gómez admitió haber peleado pero negó haberle pasado un arma a su amigo Castro. Y este sujeto, también aseguró que Gómez nunca le pasó un arma.

Sin embargo ese punto en la investigación es confuso, porque una testigo aseguró que vio a Castro sacar el arma de sus ropas y disparar. Pero otros tres testigos dijeron que Gómez le había pasado el arma a Castro, acción que, por ahora, lo convierte en cómplice.