F. G., acusado de violar a una amiga en un after, fue absuelto debido a la falta de pruebas que respaldaran las sospechas. La fiscalía solicitó su absolución ya que no hubo violencia ni uso de la fuerza, y el consentimiento era el tema en juego. El fiscal Mario Panetta y Verónica Recio consideraron que no había evidencia clara y material, solo informes psicológicos, por lo que pidieron su liberación de culpa y cargo.

El juez de Garantías, Sergio López Martí, dictó la sentencia absolutoria en su favor. La defensa de García, liderada por Hernán Pascual, sostuvo su inocencia y afirmó que se trató de un acto sexual consentido. Pascual también indicó que el relato de la denunciante era ficticio y motivado por su relación sentimental.

Aunque G. sufrió un mal momento y perjuicio, su defensa no iniciará acciones legales contra la denunciante, L. C., con el fin de dejar la situación en el olvido.

El caso comenzó cuando la presunta víctima y sus amigas se encontraron con García en un boliche y decidieron continuar la fiesta en su casa. Sin embargo, la situación se complicó cuando la denunciante salió llorando y acusó a García de violación. Aunque las amigas de la chica reaccionaron con bronca y destrozaron la luneta del automóvil de García, no se pudo demostrar que los hechos ocurrieron como relató la denunciante.