Joaquín Moine, defensor del sacerdote Walter Bustos, insistió este miércoles en pedir la absolucíón por el beneficio de la duda de su cliente ante los jueces del Tribunal de Impugnación, Maximiliano Blejman, Ana Lía Larrea y Renato Roca.

Moine busca aniquilar el castigo de 10 años de cárcel que le impuso el pasado 8 de octubre, por mayoría, otro tribunal de impugnación (Silvina Rosso y Martín Heredia Zaldo) por aprovecharse de la inmadurez sexual de un chico de 15 años en Valle Fértil en 2017 y haberlo corrompido sexualmente, delitos que agravaron por ser ministro de un culto religioso. Ese fallo había significado un revés a la absolución por la duda que había obtenido el 7 de mayo del año pasado (también por mayoría), al cabo de un primer juicio por los dos ataques sexuales que dijo haber sufrido ese joven, que denunció el hecho el 2 de mayo de 2023, justo cuando Bustos era enjuiciado por el presunto abuso sexual a otros dos hermanos.

En ese primer juicio, el sacerdote finalmente fue condenado a 1 año y 8 meses solo por el abuso simple del menor de los hermanos, pero la Corte de Justicia revisó el fallo y le impuso 3 años de prisión.

Esa condena quedó firme. Y este miércoles, el defensor Moine insistió en que su cliente debe ser absuelto, porque tanto Fiscalía como los magistrados que aplicaron un castigo de 10 años fueron ‘manipulados’ por el denunciante, cuya versión calificó de contradictoria por ‘dar tres versiones distintas’. También dijo que hubo una valoración arbitraria de la prueba, pues la mayoría que condenó no consideró fotos o la versión de testigos que pusieron a Bustos en lugar distinto al mencionado por el denunciante cuando ocurrieron los hechos.

Walter Bustos actualmente está preso y suspendido como sacerdote.

El fiscal de Impugnación, Fabrizio Médici, y el fiscal del caso, Mario Panetta, retrucaron enseguida que el tribunal que condenó no cometió arbitrariedades y se ajustó a derecho, porque no hubo pericias para corroborar si las fotos eran o no del día en que argumentó la Defensa. Y porque otras evidencias contradijeron las versiones de los testigos que declararon a favor del religioso. Sin contar con el serio cuestionamiento que realizaron los jueces que condenaron a quienes lo absolvieron, por absolver al cura sin cumplir con el deber de valorar los dichos del denunciante como niño (tenía 15 años) y como persona vulnerable, pues tenía problemas orgánicos, había sido abusado cuando tenía 11 años por entrenador de fútbol y solo había sido criado por su mamá.

Además, remarcó la presencia de otras pruebas que reforzaban la denuncia, como la carta en la que se denunció el hecho ante el Arzobispado, los sacerdotes que declararon sobre ese asunto o los psicólogos que analizaron al denunciante y concluyeron que no fabulaba y presentaba signos de abuso sexual.

Ahora, el tribunal debe resolver.