A dos días del crimen de Andrés “Pillín” Bracamonte, el jefe de la barrabrava de Rosario Central, los cementerios no quieren recibir su cuerpo. Según pudo saber TN, una vez que se conocieron los resultados de la autopsia y se hicieron las pericias preliminares, las autoridades locales comenzaron a moverse para encontrar un lugar donde la familia pudiera despedirlo.
Lo primero que hicieron fue averiguar en las casas velatorias y cocherías ubicadas en el centro de Rosario, pero todas se negaron a ser parte del velorio por cuestiones de seguridad. Fue entonces que la familia manifestó que querían cremarlo.
La Justicia intervino y rechazó la posibilidad de cremar el cuerpo por si en un futuro los investigadores necesitan realizar una exhumación del cuerpo para obtener detalles que puedan resultar claves en la causa.
El cementerio El Salvador, ubicado en el centro de Rosario, también fue una de las opciones que se analizó para poder realizar el entierro en medio de un intenso operativo de seguridad de la provincia.
Sin embargo, desde el lugar se negaron a recibir el cuerpo de quien fue durante más de 25 años el jefe de la barrabrava canalla. Se estima que los motivos también tienen que ver con la seguridad.
Por estas horas se realizan los trámites correspondientes para trasladar el cuerpo a Ibarlucea, un pueblo ubicado a 15 kilómetros de Rosario en el que vivía Bracamonte. Sin embargo, la decisión se sigue demorando.
Cuáles son las hipótesis detrás del doble asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte y Daniel “Rana” Atardo
A medida que avanza la investigación, la hipótesis más fuerte es que el asesinato de Bracamonte y Attardo podría estar relacionado con disputas entre poderosos narcos de la región, como Los Monos y la banda de Los Menores, como anticipó TN.
Estos grupos, que tuvieron años de enfrentamientos en Rosario, podrían haber orquestado el ataque, que suena cada vez más como un ajuste de cuentas entre facciones rivales de la misma hinchada.
El fiscal Ferlazzo consideró que los ataques pudieron haberse originado “a partir de múltiples conflictos, algo notorio, surgido de investigaciones judiciales, que exceden a Rosario Central, y que se extiende a otros posibles negocios ilícitos”.
El investigador explicó que había dos cuadras sin luz al momento del crimen y que el servicio de alumbrado público volvió a funcionar tras la medianoche, luego de los asesinatos. Aclaró: “Estamos trabajando y pedimos informes. Puede haber sido un desperfecto normal aprovechado por los autores, pero no descartamos otras hipótesis”.