La tarde del 28 de julio del 2017 no se la olvidan más los vecinos de Los Berros. Ese día, un derrumbe en un precario horno calero se cobró la vida de dos operarios y uno que se salvó de milagro.

José Ricardo Mercerí (26) y Matías González (21) quedaron sepultados bajo tierra cuando una galería perdió estabilidad, en tanto que Ernesto Vargas (57) logró escaparle a un final idéntico que el de sus compañeros. A pesar que los dos fallecidos eran jóvenes, venían de una familia que conocía el oficio, también sus riesgos.

Fue tal la complejidad del accidente, que para rescatar los cuerpos demoraron más de 17 horas, pasando la familia la noche esperando que los expertos hagan la extracción a unos 7 metros de profundidad.

En la oportunidad, la jueza Mónica Lucero a cargo del Tercer Juzgado Correcional ordenó la detención del dueño de la calera de la tragedia, Camilo Serrano (57).

Tras el accidente, se puso sobre la palestra las precarias medidas de seguridad con las que cuentan estas pequeñas explotaciones mineras que, generalmente, son pequeñas empresas familiares que les proveen de materia prima a otros gigantes de la industria.