Había sido el comentario de vecinos que se coló en la escuela primaria de Chimbas donde iba la niña, lo que sirvió para explicar por qué ya no iba a cursar. Según esa versión, la niña que en ese momento tenía 12 años estaba embarazada de un vecino mucho mayor, donde la menor iba a limpiar. También se mencionó que, a cambio, su madre pudo haber recibido una moto y que en la casa se hacían ‘juntaderas’. Indignada -según las docentes- la madre de la menor fue hasta el colegio, les aclaró que no iba porque estaba embarazada y les pidió que guardaran silencio, porque su hija no estaba bien y había intentado suicidarse. Sin embargo sus pedidos no surtieron el efecto esperado, porque el asunto era grave y, previa intervención de psicólogas y hasta la supervisora escolar, el caso llegó a la justicia. Cuando un médico la revisó, determinó que presentaba un embarazo de 23 semanas y media, o sea casi 6 meses de embarazo.
En la Justicia, la madre negó que su hija hubiera ido a limpiar a la casa de algún vecino y también haber hecho esas juntadas nocturnas. Aclaró que supo del embarazo cuando la nena tenía 8 semanas de gestación y repitió la versión que había dado en la escuela: que el padre del nene era un chico de 14 años, de nombre Ricardo, al que había conocido en los corsos del carnaval de Chimbas. La niña también dijo algo similar, pero las psicólogas determinaron que sus dichos eran contradictorios y poco verosímiles.
Y cuando un juez siguió las indicaciones que habían dado los vecinos, se pudo determinar quién era el posible padre de esa criatura que nació el 22 de enero de 2019.
Un contundente 99,999% de posibilidades de peternidad complicó seriamente a Miguel Ángel Vargas Agüero (52 años, alias ‘Quique’ o ‘Morocho’). Y desvaneció por completo la versión de la nena, quizá inculcada por su propia madre.
Ayer, el caso llegó a juicio en la Sala II de la Cámara Penal. Y ante el juez Juan Bautista Bueno de la Cruz, el acusado ratificó el acuerdo que logró por medio de su defensor Jorge Olivera Legleu con el fiscal Daniel Galvani. En ese pacto, acepta 6 años de cárcel por violar a la nena. Si el juez acepta el acuerdo, no podrá aplicar un castigo mayor.