El juez Martín Heredia Zaldo ordenó un cotejo de ADN entre el feto y el sospechoso, con un resultado contundente: 99,99 por ciento.

 

Ya se había desmayado en una ocasión, pero cuando la vieron tendida por segunda vez en el piso de la casa las alarmas se pusieron al rojo en la familia, y aquel 29 de setiembre fueron a parar al hospital departamental. Después de 8 horas en observación, un análisis para el día siguiente fue la recomendación que revelaría la verdad sobre el estado de salud de esa niña de 12 años. Ese estudio sería también una violenta bisagra en la vida de esa nena, su familia y también en la de un vecino de 34 años, padre de familia. El 2 de octubre pasado supieron, con gran dolor y tristeza, que aquellos malestares no eran otros que los propios de un embarazo que ya superaba los tres meses. La niña se quiso morir, literalmente, envuelta en llanto no paró de repetir que le "saquen eso de adentro", que se quería matar. Más calmada, les explicó a sus padres que había sido su vecino el que había abusado de ella un día que hacía frío. que la citó una noche a un lugar descampado a escasas cuatro cuadras de su casa. Y que cuando estuvo en ese lugar la tomó de sus manos sin dejarla ir hasta que abusó de ella.

Ese día hubo una denuncia en la que la mamá de la nena precisó que ya había tenido problemas con el mismo vecino, porque acosaba a otra hija mayor. Dos días después la nena fue sometida a un abordo, con autorización de sus papás y la Justicia.

La versión inicial de la niña se reiteró con detalles ante un psicólogo del ANIVI que, en sus conclusiones, precisó cuán dañino había resultado tanto el abuso sexual como sus consecuencias, pues la nena tenía dificultades para dormir, miedo a salir a la calle, ninguna gana de ir a la escuela, llantos y más llantos, y una gran culpa por el dolor que, creía, había llevado a su familia, sobre todo a su papá.

El sospechoso sin embargo buscó zafar. A pesar de la contundencia del estudio de ADN sobre su paternidad con relación al feto extraído a la nena (un 99,99 por ciento) negó todo, pero cometió contradicciones. Así, por ejemplo, dijo que no era posible que hubiese abusado de la nena porque trabajaba de 9 a 22, todos los días, pero en otra declaración aseguró que terminaba sus labores a las 18. Negó haberla más de una vez como ella dijo, pero luego admitió que lo hizo una vez y ella no fue.

La escala penal de los delitos atribuidos al abusador oscila entre los 8 y 40 años de cárcel

Ninguno de sus dichos conmovió la estructura probatoria recabada por el juez Martín Heredia Zaldo con la colaboración de Belén Rodríguez en el Cuarto Juzgado de Instrucción. Y al final lo procesó por un hecho de abuso sexual con acceso carnal agravado por el grave daño en la salud mental de la víctima y corrupción de menores agravada, dijeron fuentes judiciales. El magistrado ordenó embargar sus bienes por $500.000.

El fallo aún puede ser revisado por un tribunal superior.

Un cotejo de ADN con el feto de un poco más de 3 meses extraído a la víctima, no dejó dudas sobre la paternidad del sospechoso.