El condenado tiene problemas de visión de nacimiento. Su elevada agresividad lo llevó a ultrajar siete años a su hermana y hasta golpear y noquear a su propia madre.

 

El sujeto comenzó a sentirse totalmente dueño de la situación, cuando su mamá se enteró que hacía dos años que violaba a su hermana, por entonces de 14 años. Pero lejos de amedrentarse, se enfureció y atacó a golpes a su propia madre hasta noquearla. El profundo miedo que generó desde ese momento entre su familia, lo llevó a elevar el número de ultrajes: de uno o dos por semana, pasaron a ser prácticamente diarios, siempre en un colchón que tiraba por las noches en el comedor de la humilde casa en Albardón. Tan dañinos resultaron esos abusos que a la joven se le metió en la cabeza matarse como única salida. Hasta que conoció a otro muchacho, se puso de novia y esa relación fue la bisagra para terminar con siete años de abuso (entre los 12 y los 19 años). Para entonces la joven había superado un aborto espontáneo fruto de los vejámenes sexuales y atravesaba una situación violenta, porque al enterarse de su nueva relación, su hermano se puso celoso y buscó más de una vez agredir a su novio.

El último ultraje estuvo marcado por un plus de su habitual agresividad: la noche del 16 de junio de 2016, conversaba con un amigo en la puerta de casa, vio que ella llegaba al comedor y fue directo a obligarla a tener sexo. Ella no quiso y entonces tomó por el cuello a su perro caniche con tal fuerza, que ella accedió a ser sometida por enésima vez para que no matara al animal.

Fue la última vez que lo permitió, porque ese mismo día le contó a su novio y el joven la animó a denunciar. Así terminaba un capítulo muy terrible en la vida de esa chica, que había nacido en Mendoza con otros hermanos y que a los 9 años volvió con su madre a vivir a Albardón, donde sus abuelos criaban a su hermano abusador (un joven con problemas de visión) y una hermana con retraso mental.

El caso también cerró en la justicia con una condena para ese sujeto, que hoy tiene 26 años. El juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) aceptó el acuerdo de juicio abreviado entre el fiscal José Eduardo Mallea y el imputado con su defensor Narciso Godoy. Y aplicó el mismo castigo que le propusieron por los aberrantes delitos sexuales que había cometido durante tanto tiempo: 12 años de cárcel.