Ayer, a las 11,45, María Cristina Aracena recibió un llamado telefónico, supuestamente de una hija que estaba pasando por una dificultad. Esta vez preguntó por el nombre y del otro lado, luego de repetir solamente que era su hija, cortaron ante la insistencia de la consulta. Aprendió de lo que le pasó sólo hace 48 horas, cuando se salvó con lo justo el pasado martes de caer en una de las típicas modalidades del ‘Cuento del Tío’ que se están realizando actualmente en San Juan, donde se triplicó la cantidad de denuncias por este tema respecto al año pasado.
El martes, cerca de las 11 de la mañana, la mujer de 66 años atendió el teléfono y el que le llamaba era ‘su hijo’, para contarle que estaba repentinamente internado en el Hospital Privado, con dificultades para hablar ya que tenía toda la boca llena de ampollas. El problema era que había ingerido una comida en mal estado y debía ser operado de urgencia, por lo que necesitaba al menos 20.000 pesos. "Caí como un pajarito -reconoció- porque lo hacen muy real. Cuando levanté el tubo y pegunté quien habla, me dice ‘tu hijo’ y yo el pregunto ‘Gastón’? Me dijo que sí y ese fue mi primer error, yo le dije como se llamaba. Hablaba entrecortado, con poca claridad supuestamente por el dolor. Me explica que casi no puede hablar por las ampollas y el dolor y que me pasa con el médico".
El médico se presentó dando hasta su número de matrícula y luego dijo que el hijo de María Cristina, enfermera jubilada, está muy delicado y le brindó un detallado diagnóstico que a la mujer, reconoció, la puso en estado de desesperación: "Dicen algo que, como enfermera, sé que es muy grave. A mi supuesto hijo le encontraron tres cálculos en la vescícula, uno pegado al hígado y se está esparciendo la bilis. Por una peritonitis, se podía morir". La mujer aseguró que en ese instante, paralizada por el miedo, sólo atinaba a escuchar lo que le decían.
El médico le aseguró que ella no podía acercarse al hospital debido a la pandemia, recalcando que es ya una persona en situación de riesgo por su edad. Entonces le brindó datos de un secretario (el nombre que le dijeron es Walter Salinas), que se iba a acercar por el domicilio en el Barrio Aramburu para que la mujer le entregara un juego de sábanas, otro de toallas y algo que haya solicitado ‘Gastón’. Por supuesto, los al menos 20.000 pesos.
"Yo solamente uso el teléfono fijo, no tengo celular. Le pido al médico si puedo cortar un segundo para poder comunicarme con otra persona y me dice que no. Me pareció raro esa negativa y entonces me dice que me pasa otra vez con mi hijo. El me vuelve a pedir dinero llorando prácticamente del dolor, pero apareció mi duda porque mi hijo tiene un buen trabajo y yo soy jubilada. Me pregunta si tengo algo de valor, como joyas, para poder vender. Y cuando me consultó si tenía dólares para cambiar, ahí ya sospechaba bastante porque mi hijo sabe que nunca en mi vida compré dólares. Entonces le dije que si era mi hijo que me dijera algo de la casa o de un acontecimiento reciente en ella. Ahí se quedó callado un momento y me volvió a preguntar si podía conseguir la plata para la operación. Dije ¡Esto es un chantaje! y cortaron".
Ese martes, una mujer del departamento San Martín entregaba 52.000 pesos y un celular, cayendo bajo la misma modalidad por un ‘nieto internado’.
Aunque se salvó de ser estafada, María Cristina realizó la denuncia en la Comisaría 27. Ayer, volvió a sonar el teléfono.