Rodolfo Ranno (54) y su hijo Facundo (21, alias "Pucho") eran bastante compinches. El hombre, un albañil un tanto serio que no le hacía cara fea a ningún otro trabajo. El muchacho, otro trabajador de la construcción que solía acompañarlo o buscar changas por su cuenta. Hacían varias cosas juntos y por esas cosas del destino ayer murieron también juntos, con la paradójica particularidad de que fue cuando regresaban en bicicleta de llevar flores a la tumba de Estela, esposa de Rodolfo y madre de "Pucho". Esa absurda coincidencia fue parecida a la mecánica del siniestro, porque la ligaron en una especie de carambola que incluyó a un micro de larga distancia, a una camioneta y posiblemente a un colectivo de línea, aunque los investigadores anoche seguían analizando el papel de este último vehículo.
La doble desgracia ocurrió en Santa Lucía alrededor de las 11, en la temible Ruta 20, escenario desde hace un largo tiempo de múltiples tragedias viales.
Los Ranno vivían en Chimbas, en la Villa Juan XXIII. Ayer salieron bien temprano de ese lugar rumbo a 9 de Julio para asistir en el Día de la Madre al Cementerio Parque El Palmar, allí en Las Chacritas, donde está enterrada Estela Reinoso, fallecida hace casi una década a causa de un ACV. Lo hicieron en sus bicicletas, las que utilizaban para movilizarse para todos lados.
Primero pasaron por la casa de un hermano de Rodolfo, pero les avisó que ya había ido el sábado. Según familiares, en el cementerio se encontraron con otro hijo de Rodolfo, que andaba en colectivo y que jamás se imaginó que sería la última vez que los vería con vida, pues cuando salieron de allí, después de pedalear unos 600 metros y justo antes del Camping Don Bosco, fueron embestidos desde atrás por un colectivo de dos pisos de la empresa Del Sur y Media Agua guiado por Héctor Arrieta (53). Fuentes judiciales indicaron que no llevaba pasajeros y que era trasladado desde un depósito a un taller en Capital.
Vecinos y automovilistas volvieron a quejarse de lo peligrosa que es la Ruta 20.
¿Qué pasó? Según los pesquisas, antes de irse contra los ciclistas el micro chocó contra una Ford F-100 que invadió su carril. El impacto fue frontal, pues la camioneta, conducida por Fernando Quevedo (51), circulaba en sentido contrario, es decir, hacia el Este. Ese hombre iba acompañado por su pareja y, vaya casualidad, también se dirigían al cementerio. Los investigadores señalaron que el impacto no fue tan fuerte: la camioneta alcanzó a tocar la punta izquierda del colectivo pero fue suficiente para que el chofer perdiera el control y se fuera contra la banquina.
Facundo quedó debajo de una de las ruedas y murió en el lugar. Su padre salió despedido y alcanzó a ser trasladado en ambulancia hasta el Hospital Rawson, pero aproximadamente dos horas después no resistió más y corrió la misma suerte que su hijo.
¿Por qué se investiga el papel de un colectivo de línea? Porque testigos afirmaron y los mismos ocupantes de la Ford F-100 informalmente declararon que ellos iban detrás de un micro de la línea 19 de El Triunfo que supuestamente incidió en la tragedia. Puntualmente señalaron que frenó de golpe y que por ese motivo ellos tuvieron que hacer lo mismo, con la poca fortuna de que la camioneta derrapó hacia el carril contrario.
En el lugar estuvo presente el fiscal Renato Roca, de la UFI Delitos Especiales. Tanto Arrieta como Quevedo quedaron detenidos, aunque una alta fuente judicial confió que, en primera instancia, sería este último quien estaría más complicado.
"Queremos justicia, que se investigue bien cómo ha sido y que pague quien tenga que pagar", dijo Claudio, hermano de Rodolfo.