Los perros de la Policía, ayer, recorrieron el tramo habitual que hacía María José Castro Reche (23) desde su casa en el monoblock 21 del barrio El Vivero, Santa Lucía, hasta la parada del micro en San Lorenzo y Circunvalación. Todo indica que el miércoles alrededor de las 16,30 la joven subió al colectivo rumbo a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Cuyo (UCC). Pero allí nunca llegó y el miércoles a la noche no volvió a su casa, de donde comenzaron a llamarla sin cesar después de las 22 hasta que, cansados del contestador en su teléfono, pusieron la denuncia sobre la 1 de ayer en la Seccional 29na.
El drama se mantuvo durante todo el día hasta que anoche, cerca de las 22, el asunto se descomprimió y tuvo un final feliz: ‘María José llamó a un padrino suyo para decirle que estaba bien y se había recluido en un céntrico hotel de Capital por decisión propia, aquejada por un problema depresivo’, reveló anoche un jefe policial ligado al caso.
Según sus familiares y la Policía, el problema al que aludía la joven está estrechamente ligado a una doble operación en el pecho: la primera en 2010 cuando sufrió una intervención quirúrgica para extiparle un supuesto cáncer de su mama izquierda. Y otra el año pasado para extirparle un tumor benigno en el mismo costado que, según su padre José Castro, fue un resto de esa primera ‘mala operación que le hicieron porque lo que tenía no era cáncer de mama’.
‘Me dijeron que mi hija está bien físicamente, aparentemente sufrió un cuadro depresivo… pido disculpas y les agradezco (a los medios) por la preocupación que demostraron’, dijo anoche conmovida Laura Reche, su madre.
María José es la única hija del matrimonio y su desaparición había provocado una conmoción en su familia, porque ‘es una chica de la casa, que no sale y sólo se dedica a estudiar’.

