‘Por suerte estaba mi sobrina, sino seguro se quemaba toda la casa o pasaba algo peor’. Marcelo Cachi (40 años, plomero) agradecía que su pariente estuviera en su vivienda de Chimbas estudiando para la carrera de biología, porque evitó lo que podría haber sido un desastre. Es que el menor de los hijos del hombre, de 4 años, tomó un encendedor y fue a la pieza de sus otros hermanos. Al parecer, el niño se puso a jugar con fuego sobre una cama y allí se inició un incendio que se extendió por ese ambiente, comentó Cachi. Por suerte, la chica descubrió el siniestro a tiempo y corrió hasta el cuartel de Bomberos Voluntarios de Chimbas, ubicado cerca de allí. Los bomberos evitaron que las llamas se propagaran por el resto de la casa, pero el fuego destruyó tres camas, un chifonier, un caloventor, una mesa de luz, un ropero, ropa de cama y de los jóvenes, comentó el damnificado.

Todo ocurrió en la casa que habita Cachi junto Rosana Ibazeta, su esposa, sus cinco hijos, de entre 22 y 4 años, y Johana Espejo (18), sobrina del matrimonio, en Benavídez 2.277 Oeste, Chimbas. Alrededor de las 12, Espejo estudiaba en el comedor, mientras su pequeño primo jugaba por la casa. En ese momento, no había nadie más en el inmueble, contó el hombre.

De repente, la chica sintió olor a humo y cuando vio al pequeño que andaba con un encendedor, fue a revisar las piezas. Allí descubrió que una habitación estaba ardiendo y de inmediato fue a pedir ayuda a los bomberos. La ayuda llegó enseguida, pero el fuego ya había alcanzado la mayoría de las cosas en esa pieza. ‘Es la primera vez que nos pasa algo así. Fue una desgracia con suerte’, dijo Ibazeta.