"Le doy gracias a mi hija que gritó y a todos mis vecinos por ayudarnos a salir con vida de mi casa", decía agradecido Oscar Lozano (37), mientras permanecía internado en el hospital Rawson tras sufrir quemaduras de primer grado en sus manos y cortes en sus extremidades. Ayer en la madrugada un incendio que comenzó en un calefactor del living de su departamento de Trinidad, en Capital, casi trunca la vida de toda su familia. De no haber sido por el aviso de una de sus tres hijas y la oportuna intervención de todos los vecinos del monoblock donde habita, la historia hubiera sido peor. Gracias a eso su esposa, hijas y un vecino, sufrieron un principio de intoxicación, aunque perdieron varios electrodomésticos y sufrieron daños importantes en la casa.

Según Lozano, todo ocurrió ayer a las 3:15 cuando él, su esposa Andrea Pelayes (31) y sus hijas Mariana Solciré (9), Ana Paula (5) y Guadalupe (2), dormían en el departamento C, ubicado en la planta baja del Sector 1 del barrio Los Manantiales, en Trinidad, Capital.

Según la policía, las llamas de un calefactor que estaba al máximo, tomaron la ropa de una silla pegada a ese aparato. Esas prendas empezaron a arder y el fuego agarró el machimbre de la pared. Luego se propagaron hacia el techo y el humo tóxico del plástico de una computadora, la impresora, parte del televisor, un centro musical, un home theater y muebles, llenaron rápidamente el resto del departamento.

Ese humo, espeso y peligroso, despertó a Mariana que dormía en una pieza junto a Ana Paula y lo único que atinó hacer fue pegar un grito: "«¡Papá!», y se desmayó", contó su padre. El hombre de inmediato se levantó y advirtió la amenaza. Corrió hasta el living y trató de abrir la puerta de chapa para escapar con los suyos. No pudo y se quemó las manos por el calor que había tomado el pórtico, precisó. Regresó hasta el dormitorio donde estaba su esposa e hija menor. Desesperado, rompió a golpes los vidrios de las ventanas para poder respirar y pedir a gritos ayuda. Eso le produjo cortes en sus manos, brazos y pies.

Rogelio Baidez, uno de sus vecinos, escuchó el dramático pedido y rápidamente fue a cortar la llave de paso del gas de todo el monoblock. Otro vecino, a patadas, abrió la puerta. Lozano escapó con su mujer y su hija más chica pero las demás no, estaban desmayadas. Gabriel Guerra (42) y otro colindante, entraron a rescatarlas. Guerra sufrió principio de intoxicación al igual que Pelayes y sus hijas, pero estaban fuera de peligro, dijeron en la policía. Después, una veintena de vecinos pudo controlar el fuego a baldazos, dijeron.

"De no haber sido por mis vecinos nos hubiéramos muerto, por eso les estaré eternamente agradecido", indicó Lozano.