Una charla sobre educación sexual dictada en una escuela de Rawson destapó un aberrante caso de abuso cuando una nena de 9 años se animó a contar que cierta persona "me metía el coso que tienen los hombres". Tan grave es el caso que Fiscalía va a pedir que el sospechoso, padre de la niña, sea condenado a 23 años de cárcel por las violaciones que cometió contra ella y por manosear a una hija menor, dijeron fuentes judiciales.

El acusado es un sujeto de 28 años que no es identificado para proteger a las víctimas. No tiene antecedentes condenatorios pero sí múltiples caídas por robos, en los que llegó a utilizar armas de fuego. Se encuentra detenido desde abril pasado en el Servicio Penitenciario Provincial y este viernes, a pedido del Ministerio Público Fiscal, el juez de Garantías Juan Gabriel Meglioli le extendió la preventiva por un plazo de 70 días (Fiscalía había pedido 90), en los que se deben gestionar todos los pasos legales para el inicio del juicio, siempre y cuando antes no se llegue a un acuerdo para abreviar el proceso.

Los problemas para el imputado comenzaron cuando su hija mayor largó esa frase que dejó casi paralizados a los profesionales que daban la charla. De inmediato se activó el protocolo y comenzó a intervenir la UFI Anivi, donde tomaron la denuncia el 10 de noviembre del año pasado. Las primeras averiguaciones arrojaron que las nenas vivían con sus abuelos maternos, pero que visitaban o eran visitados por su madre y el imputado, que permanecían juntos en otra casa. Hay que aclarar que el sospechoso no se hacía del todo cargo de las niñas y al parecer tenía dudas sobre su paternidad, pero una prueba genética practicada por orden judicial confirmó que es el padre biológico de ambas, explicaron fuentes del caso.

Lo concreto es que cuando los pesquisas fueron a hablar con los abuelos de las nenas ellos quedaron atónitos, sin poder creerlo ni brindar explicaciones. Y cuando el ahora imputado se enteró de la acusación, de boca de la madre de las niñas, lo negó y se desapareció de la casa. Desde entonces permaneció prófugo y sin comparecer a los llamados de la Justicia (en dos oportunidades no se presentó a audiencias), por lo que se emitió una orden de detención, que se ejecutó en abril de este año.

Los investigadores sabían que el sujeto se resguardaba en la casa de su madre, en Santa Lucía. Hasta allí se dirigieron y fueron testigos de una escena increíble: los atendió el imputado que, sin inmutarse y haciéndose pasar por un hermano, les dijo que quien buscaban no estaba allí y que quizás podía andar por Rawson, pero que mucho no sabía. En ese momento adujo no tener su DNI y salieron a su favor unos menores que estaban en la casa que les decían a los pesquisas que de verdad no se llamaba como la persona que buscaban. Al parecer los tenía entrenados o fueron rápidos para favorecerlo. Sin embargo, la comitiva de policías y funcionarios judiciales seguía con dudas y cuando "interrogaron" a la madre del sujeto, les terminó confesando que su hijo les estaba mintiendo.

El 21 de abril pasado se llevó a cabo la audiencia de formalización de la investigación contra el sujeto, en la que le imputaron el delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de la niña mayor, que actualmente tiene 10 años. Según la acusación, a ella la violó en reiteradas ocasiones, desde los 6 hasta los 9 años, siendo el último ataque poco antes de la charla en la que reveló los episodios, que al parecer había naturalizado.

Cuando esa niña habló en audiencia videograbada (Cámara Gesell), deslizó un posible abuso contra su hermanita, hoy de 8 años. Y en la entrevista realizada a esa otra niña salió a la luz que presuntamente fue manoseada por el padre cuando tenía 5 años. Es por eso que al sujeto también le imputan el delito de abuso sexual simple (ambos agravados por el vínculo).

La investigación está a cargo de la fiscal Valentina Bucciarelli (UFI Anivi), asistido por el ayudante fiscal Nahuel Ibazeta, encargado hoy de pedirle al juez la extensión de la preventiva. El defensor del imputado, Ricardo Lorenzo Mira, se opuso argumentando que aún debe regir sobre él el principio de inocencia. Pero por todos los indicadores recolectados hasta la fecha, sumado a que la pena en expectativa implica ejecución efectiva, el juez Meglioli falló a favor del organismo acusador.