Intencional. Todo indica que el fuego fue iniciado por delincuentes que entraron a robar. El suministro de energía estaba cortado.

Miguel Somerville tiene 77 años y está jubilado, pero aún guarda energía para seguir firme al frente de su taller mecánico. Es más, hace un mes se lastimó un brazo con una amoladora, pero esperaba ansioso recuperarse para volver cuanto antes. Esperaba, porque la inseguridad le ganó de mano y casi que echó a perder ese deseo que ahora quedó prácticamente en ruinas.

Es que delincuentes entraron y robaron gran cantidad de herramientas y repuestos. Y lo peor, antes de irse prendieron fuego y así lo poco que quedaba terminó reducido a escombros.

El despiadado ataque ocurrió durante la madrugada de ayer en el taller que Somerville tiene hace 22 años en la calle Rawson al 235, metros al Oeste de Juan José Bustos, en Caucete.

A eso de las 3.45 una vecina avisó al 911 que el lugar estaba ardiendo. A los minutos llegaron los Bomberos Voluntarios de Caucete y los de la Policía, y se encontraron con que la puerta de chapa del depósito del taller estaba abierta, por lo que alguien había violentado los candados que la aseguraban.

"Había herramientas nuevas, y de las mejores. Un aparador estaba lleno de repuestos y otro estaba repleto de herramientas y llaves de las que no quedó ni un rastro, a eso seguramente se lo llevaron completo", afirmó Melisa, hija del dueño, quien estimó que las pérdidas superaron los $100.000.

La mujer trataba de encontrar una explicación al porqué del fuego. Si bien barajó la posibilidad de que lo iniciaron para alumbrar y se les fue de las manos, se inclinó por la "maldad". "Lo deben haber hecho por maldad, por hacer daño, no tienen corazón", lanzó con bronca.

El trabajo de los bomberos fue clave para que las llamas no llegaran a las casas vecinas. Y también lograron poner a salvo un auto Siam Di Tella que Somerville guardaba en el taller. Eso sí, para cuando llegaron prácticamente todo lo que quedaba en esa pieza de unos 3×3 metros de bloquetas y techo de cañizo con una carpeta de cemento estaba estropeado. Sin embargo, indicaron que no era mucho (o por lo menos no quedaron rastros), por lo que todo indica que los ladrones se alzaron con un importante botín. 

"Con este es el quinto robo en menos de un año. En los primeros se llevaron las herramientas principales, hasta un compresor inmenso en plena siesta. Yo le dije a la Policía que no voy a hacer la denuncia porque no tiene sentido", dijo Melisa. "Estamos muy mal, tristes porque es un esfuerzo de tantos años que queda en la nada", cerró, al borde del llanto.