"Al principio era bueno y después malo". Con esas palabras, el niño explicaba cómo veía a su profesor. Y es que ese joven que se mostraba amable en las clases de computación, con el tiempo comenzó supuestamente a someterlo sexualmente con manoseos dentro de la propia aula de la escuela. El chico tenía 7 años y nunca volvió a ser el mismo por el trauma causado. El muchacho tampoco la pasó bien, pues fue procesado en el 2009 y ahora un fiscal de instrucción pide que lo lleven a juicio.
Fuentes judiciales indicaron que la solicitud fue hecha por el fiscal de Instrucción Daniel Guillén, quien pidió esta última semana a la jueza María Inés Rosselot -del Quinto Juzgado de Instrucción- la elevación a juicio de la causa contra Ramón Eduardo Barrios, de 22 años. El delito del que lo acusan es de abuso sexual de un menor de 13 años, agravado por la condición de educador del acusado, según trascendió.
Barrios, si bien no tiene título de docente, se desempeñaba durante el 2008 como profesor de Computación en la Escuela Jorge Washington, de Pocito. Con el aval de los directivos, este muchacho -que tiene cursos de computación en institutos privados- daba clases algunos días de la semana a estudiantes de distintos grados de ese establecimiento, entre ellos a unos pequeños de 7 años.
Según la acusación, fue el 2 de septiembre del 2008 cuando una mamá vivió una situación extraña al descubrir que su nene, de 7 años, no quería ir más a las clases de computación. Preocupada, ella lo interrogó hasta que el chico terminó confesándole que "él me toca", refiriéndose al profesor de Computación.
El pequeño le contó también que su profesor no lo dejaba sentarse junto a su amigo y lo mandaba siempre a un banco en el fondo del aula. Ahí, cuando los demás alumnos (sólo eran siete) no lo veían, supuestamente el docente se sentaba a su lado y metía su mano debajo del pantalón del niño para manosearlo. En su relato, el niño contó que siempre le pedía que lo dejara en paz y el muchacho prometía no volver hacerlo y darle caramelos, pero los abusos aparentemente continuaban.
Al conocerse la denuncia de la mamá, se generó un escándalo en la escuela. Barrios tenía un buen concepto entre los directivos. El joven estuvo detenido un tiempo, pero actualmente está en libertad. A través de los exámenes psicológicos, se demostró que el niño no mentía y que los supuestos abusos le habían producido un trauma, al punto que cambió su comportamiento, se orinaba, no quería ir a la escuela y tenía miedo que lo tocaran. En el pedido de elevación a juicio, el fiscal Daniel Guillén dio por sentado que existen pruebas suficientes contra Barrios para acusarlo de abuso sexual y señala, como agravante, su condición de educador.
