No era la primera vez que el niño llegaba con su abuelo a participar de una reunión religiosa en una finca de Caucete. Le gustababa, porque mientras los mayores participaban del encuentro, el menor se iba a jugar con los animales en los corrales. Hasta el martes nunca había sucedido nada, pero la inocencia y la curiosidad le jugaron una mala pasada: al arrimarse a un reservorio de agua para los animales cayó, y varios minutos después su abuelo y algunas de las personas presentes en la finca lo encontraron. Lo sacaron, pero ya era demasiado tarde.

La tragedia ocurrió el martes después de las 17 (el hecho recién trascendió ayer) en una finca de calle Río Negro, en la zona caucetera de Los Médanos. La víctima se llamaba Martín Adrián Navarro (7), era el menor de 4 hermanos, le decían el ‘Colo’ por su color de pelo y dos veces por semana acompañaba a su abuelo hasta ese predio a unas reuniones evangélicas, precisó Griselda Fornés, la mamá del niño.

‘Desde hace bastante mi papá lo llevaba a esa finca porque a Martín le encantaban los animales. Mientras mi padre estaba en la reunión, el ‘Colo’ se iba a ver y a jugar con los conejos y otros animales en los corrales’, dijo la madre.
Esa tarde, la reunión ni siquiera empezaba cuando Martín se fue hasta los corrales. Nadie vio al niño pararse frente a la tapa metálica entreabierta de una pileta con agua que hay detrás de ese sector.

‘Debe haber querido meter la mano al agua o algo por estilo, y por eso se cayó’, especuló Griselda, dolida.

El menor se precipitó al agua y no pudo salir a flote. A las 18, su abuelo extrañó su presencia y salió a buscarlo con otras personas por la finca. Al llegar a la pileta, movieron la tapa y encontraron al niño sumergido. La gente lo rescató del interior, pero cuando trataron de reanimarlo, todo fue inútil.