Lo que era una tarea de rutina en el sector de molienda de la fábrica Cattorini Hermanos, acabó ayer en tragedia para un ingeniero. El profesional bajó supuestamente a remover la arena dentro de un silo y quedó sepultado bajo 5 metros de ese material. Los obreros que lo acompañaban no pudieron rescatarlo a tiempo, tampoco los bomberos y el hombre murió asfixiado en el interior de ese depósito.
La Policía informó que el fallecido fue el ingeniero Mariano Hernández, de 35 años, quien trabajaba hace pocos años como encargado del sector de molienda en la empresa situada en Avenida Benavídez, cerca de Necochea, en Santa Lucía. El profesional era oriundo de Buenos Aires y estaba radicado en la provincia junto a su mujer y su nena, también bonaerenses, según contaron empleados de la firma.
Los directivos de la empresa no hicieron declaraciones. La única versión que se tuvo fue la de la Policía que, a través de averiguaciones, estableció que aparentemente era habitual que los operarios del sector de moliendas se introdujeran a los silos a realizar tareas de limpieza o de remoción del material. En este caso, Hernández bajó en una improvisada silla de tela (como las que arman con los arneses) sostenidas con cuerdas, que sujetaban otros operarios de la empresa, explicaron fuentes del caso. El objetivo era meterse al silo con una pala y remover la arena que estaba adherida en las paredes producto de la humedad.
La Policía cree que los operarios de ese sector no trabajaban con todas las medidas de seguridad.
En principio se dijo que el ingeniero se precipitó de esa silla y ahí se perdió entre la arena. Sin embargo, otras versiones indicaban que hizo pie sobre la arena y, cuando empezó golpear las paredes con la pala, se le vino encima una gran cantidad de ese material y quedó sepultado. Eso ocurrió minutos después de las 10.
Era tanta la arena que lo cubrió, que sus compañeros no lograron dar con él y llamaron de inmediato a los Bomberos Voluntarios de Chimbas y Bomberos de la Policía. El operativo se complicó porque la única boca de acceso estaba en la parte superior del silo y mide no más más de 70 cm de ancho. Los operarios y los policías al mando del comisario inspector Pedro Noriega y el comisario mayor Víctor Fonseca, de Bomberos, trabajaron durante horas para sacar la arena y tomar contacto con el cadáver de Hernández, quien se hallaba casi en posición fetal como si hubiese buscado cubrirse. Recién pasadas las 15 pudieron retirar el cadáver. Los testigos dicen que tenía casco y botines, pero no los guantes. La pala estaba casi al lado suyo.