Por prenderle la vela a un santo, una familia prácticamente perdió todo en su departamento. Es que cayó de un mueble y la pequeña llama agarró un sillón. Una mujer y su nene se salvaron porque abandonaron la vivienda, pero el fuego hizo estragos. Destruyó todos artefactos y muebles del comedor, y provocó daños en dos habitaciones, la cocina y hasta en el baño.

"Fue un descuido", explicaba María José Correa, acerca de lo ocurrido el jueves a las 23:30 en el departamento que alquila junto a su esposo, en el primer piso del Consorcio Catalina I en calle Pedro Echagüe, entre Caseros y Jujuy, Concepción.

A su hijo Martín le habían dado en la escuela la imagen de María Auxiliadora para que la llevara a casa por un día. María Correa contó que pusieron la Virgen arriba de una mesa ratona del comedor. A la noche, prendieron una vela y junto a su nene rezaron un rosario. Su marido no estaba porque trabaja en la mina Veladero.

El chico después se fue a su cuarto y la mamá entró unos minutos a su dormitorio, mientras la vela quedó encendida sobre la mesita. No saben en qué momento, pero la vela cayó y rodó hasta un costado del sillón. "Cuando volví al comedor, ya estaba el fuego. No era una llama grande. El problema es que parece que estaba ardiendo abajo del sillón, por la goma espuma y la tela, y no lo pudimos apagar", relató la joven mujer.

El fuego todavía no tomaba fuerza. De hecho, María Correa con su hijo salieron tranquilos hacia el balcón y pidieron ayuda a los vecinos, dijeron. Sin embargo, de un minuto a otro, las llamas avanzaron sobre los muebles y entonces el incendio fue incontrolable. Muchos vecinos se acercaron con los matafuegos, otros arrojaban agua, contó la mujer. Las llamaradas eran tan grandes que llegaron hasta las persianas de un departamento del segundo piso, señaló una vecina. Una dotación de Bomberos llegó rápido (están a 4 cuadras) y eso finalmente trajo alivio. Faltó poco para que el fuego alcanzara a otras viviendas, pero las secuelas eran importante en el departamento de Correa. La familia perdió un juego de living, una mesa, sillas, un modular, un centro musical y el resto de las cosas que tenían en el comedor. El calor también destruyó algunos artefactos de la cocina. Lo mismo se veía en el baño y las dos habitaciones que quedaron todas impregnadas de humo y hollín.