A las 9.30, dos horas y diez minutos después del choque, la esposa de la víctima llegó y sus gritos se escucharon a decenas de metros. Eran realmente estremecedores. "¿Ahora cómo le digo a tus hijos?", repetía, llorando, mientras otros familiares intentaban sujetarla para que no cayera al asfalto. A unos metros de ese grupo, donde también había un jefe policial que trataba de calmarlos, los peritos trabajaban recolectando pruebas claves para determinar cómo fue que la Volkswagen Saveiro terminó estrellándose contra el colectivo.

La camioneta quedó destruida y su conductor no tuvo ninguna chance. Se llamaba Sixto Darío Robledo, tenía 30 años y vivía con su familia en Carpintería, en la zona conocida como La Florida, en Pocito. Hacía changas en los parrales y además en su casa tenía un almacén. De allí había salido ayer bien temprano con la intención de ir hasta la Feria de Rawson a buscar mercadería, tarea que solía hacer dos veces a la semana.

Dolor. La esposa de la víctima y otros familiares llegaron al lugar y protagonizaron desgarradoras escenas. El cuerpo fue sacado del vehículo y luego trasladado a la Morgue Judicial.

Esta vez en el camino lo cruzó la desgracia. Fue en Pocito, cuando guiaba la Saveiro por la Ruta 40, en dirección al Norte. Al pasar la calle 15, perdió el control y se cruzó de carril, con la poca fortuna que de frente venía un colectivo.

El impacto fue violentísimo, al punto que el rodado mayor arrastró al otro más de 30 metros. La camioneta quedó irreconocible. Es más, en una parte el techo y el piso llegaban a tocarse. Entre esos hierros retorcidos estaba el cadáver de Robledo.

Los investigadores ahora se debaten entre dos posibilidades: una falla humana o una mecánica. La hipótesis que ayer cobraba fuerza, según los pesquisas, era que posiblemente el fallecido se quedó dormido al volante. Sus familiares sin embargo salieron a aclarar que les resulta extraña esa posibilidad, pues él "nunca se amanecía, no tomaba, no tenía vicios, nada… era muy sano", dijo su comadre Nancy Moreno. Además, remarcaron que la noche anterior se había acostado temprano, antes de las 23.

El chofer del colectivo, de apellido Costilla (26), manifestó a la Policía que jamás se imaginó que la camioneta se le iba a ir encima. Y que no pudo hacer nada para evitar el impacto, pese a la frenada de último momento que intentó sin éxito. El hombre (quedó detenido) iba en el micro con dos parientes que llevaba a trabajar. Los tres salieron ilesos. Es materia de investigación además si influyeron unos tachos de señalización que estaban a un costado del carril del colectivo.

Sin chances. El impacto fue muy violento y terminó de la peor manera para el conductor de la Volkswagen Saveiro, quien quedó aprisionado y murió en el acto.
Víctima. Sixto Darío Robledo tenía 30 años y era papá de dos chicos.

 

"Sixto era una gran persona, sano, muy gaucho. No era interesado, acá todos venían a pedirle cosas y él ahí nomás les daba. Nunca estaba quieto, siempre andaba en grupos solidarios", lo describió su amigo Pedro Riera.

Fanático de San Martín, la víctima tuvo una infancia dura porque de muy chico perdió a su padre. Ahora pasó lo mismo con su hijo de 5 y su hija que en unos días cumplirá 7. ¿El consuelo de la familia? Esos dos nenes estuvieron a punto de subirse a la camioneta. No lo hicieron porque su madre a último momento decidió no ir a hacerse unos estudios al hospital de Sarmiento y se quedó con ellos.