"Desde que mi hija iba a la escuela que pido semáforos para esta esquina, pero imagínese ya tiene 37 años y nada", disparó una vecina. A unos metros, en su comercio donde vende pollos y pescado, un comerciante agradecía que un vehículo, descontrolado luego del choque, no se le metiera adentro: "tendría que poner un negocio de chapa y pintura… acá chocan todos los días", dijo irónico, y enseguida arremetió con el viejo reclamo aún sin respuesta de poner un lomo de burro, un badén, un semáforo o alguna señal vial que impida las elevadas velocidades y agilice el tránsito, sin choques, en la peligrosa esquina de Mendoza y Abraham Tapia, Trinidad, Capital. Allí, ayer a las 12, Luciano Peñafiel (22 años, acompañado de una chica de 17) a bordo de un Ford Ka por Abraham Tapia al Oeste, fue a parar al comercio tras chocar con el Renault Clío en el que David Silva (43) viajaba al Sur por Mendoza acompañado de su señora Mariana Di Giuseppe (40) y su hermano Mario Silva. No hubo heridos graves pese a los grandes daños por el choque, pero los vecinos volvieron a enojarse porque la cuestión se complica cuando los chicos de una escuela cercana salen de clases y esperan el micro en esa esquina, y también los autos de sus padres que estacionan a ambos costados de las dos arterias.
Un choque avivó un viejo enojo vecinal

