Había sido la responsabilidad de estudiar para salir bien en un examen escolar lo que sacó de la cama a Gonzalo ayer temprano, sobre las 6,30. Según sus familiares, el chico avanzó descalzo desde el dormitorio hasta la cocina pero cuando intentó encender la luz, quedó literalmente pegado a la llave porque, al parecer, además de la falla eléctrica con su otra mano había tocado también una puerta metálica. Su propia madre, Silvina, fue testigo y también víctima de la situación, porque cuando vio a su hijo en esa peligrosa trampa intentó sacarlo, pero no pudo: “Dos veces la corriente la tiró al piso. Ella estaba descalza también y se le reventó un dedo del pie… le podía haber pasado lo mismo”, dijo ayer Tomás Saavedra, hermano de la mujer y tío de Gonzalo, el hombre que justo a esa hora se iba a su trabajo, rescató al chico y salió a la calle a pedir ayuda: “Paré una camioneta con una cuadrilla y ahí lo cargué, balbuceaba y suspiraba pero pocos minutos después de entrar al hospital nos dijeron que no se había podido hacer nada”, contó el hombre, dolido.
Gonzalo Aravena Saavedra tenía 14 años y vivía con su mamá y el menor de sus cuatro hermanos en una modesta casa de David Chávez, entre Atencio y Calle 11, en Pocito. “Era amiguero, un chico sano que no fumaba, ni tomaba y le gustaba jugar al vóley. Se había levantado a estudiar y mire la desgracia en la que terminó, qué increíble es todo esto”, dijo el tío del jovencito.

