Del relato de los vecinos y fuentes policiales se desprendía que el cable cortado pero con carga de baja tensión llevaba por lo menos 3 días colgando y tirado al alcance de cualquiera en la puerta del club San Pedro, en Chimbas, sin que nadie acudiera a arreglarlo, pese a los reclamos. El peligro que esa línea acarreaba, terminó ayer en la tarde en lo que todos temían, una muerte, la de Lautaro Bustos, de 10 años.
Según vecinos del lugar, cerca de las 17 de ayer el niño junto a otros dos menores estuvieron bañándose cerca del cable en un pequeño canal que pasa frente a la puerta de ese club situado en avenida Benavídez, metros al Oeste de Oratorio, en Chimbas. Y que cuando los otros dos chicos se metieron al club a secarse, Lautaro habría intentado una última zambullida, con tan poca suerte que resbaló e instintivamente se aferró del cable. Y fue su fin.
Fuentes policiales confirmaron que fue un abuelo de ese chico que vivía con su familia en la Villa Videla quien lo cargó en su auto y lo llevó a mil hasta el hospital Rawson, donde buscaron reanimarlo pero sin éxito.
Entonces las miradas se concentraron en los responsables de haberse ocupado de ese cable. Desde Energía San Juan habrían asegurado que es una línea de alumbrado público en la que no tienen ninguna injerencia. Y desde el municipio de Chimbas habrían sostenido lo contrario, es decir que es la concesionaria del servicio eléctrico la principal responsable.
El caso se investiga como un homicidio culposo, es decir como una muerte provocada sin tener la intención. Y determinar quién debía arreglar ese problema es clave para la causa penal y también para la civil, por la demanda que, con seguridad, iniciará la familia del chico fallecido.