La noche del sábado, María Gisel Morán (21) salió de su casa en el Lote Hogar 32, en Rawson, diciendo que ya volvía. Creyeron que no iría lejos, al fin, vestía normalmente y no como solía hacerlo cuando se iba a un boliche. Pero María no volvió enseguida y sus horas de ausencia se hicieron angustia insoportable entre los suyos. Hasta que la verdad se reveló con una crudeza que no esperaban: María nunca volvió porque había perdido la vida en un accidente de tránsito en Zonda.
Iba como acompañante en la moto Keller 260cc. que guiaba Fabrizio Giménez, un joven de 25 años, padre de un pequeño de unos 7 años, soldador matriculado y amante de las motos, los fierros y las salidas nocturnas, explicó ayer un pariente.
Fabrizio era el cuarto de 8 hermanos y vivía calle Laprida, detrás del edificio de la Legislatura, en Capital. Gisel era la quinta de 11 hermanos, aún cursaba la secundaria y vivía con su familia.
Ambos se conocían y mantenían una relación amorosa, aunque ese vínculo no había sido formalizado como un noviazgo por parte de la chica en su casa. ‘Sabíamos que mantenía una relación con un muchacho, pero acá nunca lo trajo. Ella no era de salir tanto’, dijeron.
Todo indica que María salió a encontrarse con Fabrizio la noche del sábado. Y que esa salida improvisada terminó en Zonda a bordo de la moto del joven.
En la Seccional 14 investigaban ayer el caso con la hipótesis de que una falla humana fue clave en el trágico resultado del accidente.
‘Por lo que se pudo apreciar en el lugar del hecho, se estima que, a las 5,15, el joven iba a elevada velocidad de Oeste a Este por la ruta 12, y que a la altura del km. 27 frente al hotel ‘El Refugio’, perdió el control del rodado y, sin frenar, se cruzó de carril y se estrelló contra el eucalipto. La consecuencia fue muy grave porque ninguno, al parecer, llevaba el casco puesto’, dijo ayer un jefe policial que conoce el caso.

