‘No puedo hacer las compras ni de comer y tampoco puedo ir a trabajar. No puedo manejarme sola y ahora dependo de otra persona para todo. Lo lamentable es que no soy la primera persona de por aquí a la que le pasa esto en estos días’. Todavía dolorida, María Lilia Favaro, una docente de 58 años que sufre de artritis y que está cerca de jubilarse, explica el nuevo drama que vive tras sufrir un violento ataque días atrás en la puerta de su casa de Capital. Es que por su enfermedad la mujer ha sido sometida a 15 cirugías, en dos de las cuales le colocaron prótesis: una en la cadera y otra en la cervical. Y ahora tuvo que ser operada otras dos veces por culpa de dos ‘motochorros’ que la asaltaron y que le provocaron una doble fractura en una mano para quitarle su cartera, que contenía solamente documentación y pinturas.

Al final, los ladrones huyeron sin robar nada porque un automovilista los persiguió y logró recuperar el botín, explicó la víctima.

Todo sucedió el sábado a las 10.30 (trascendió ayer) cuando Favaro venía de comprar una torta junto a su madre para celebrar el cumpleaños de una de sus hijas en su casa de Urquiza casi Córdoba, Capital. Ahí, un sujeto se le acercó caminando y le sonrió. ‘Le pregunté: ¿qué querés? Y ahí el tipo me agarró la cartera, con tan mala suerte que justo yo tenía agarrada la puerta de rejas. Con el envión, la puerta me apretó la muñeca y me la quebró’, dijo la maestra.

El delincuente logró sacarle la cartera a Favaro y corrió hasta la moto donde lo esperaba un cómplice. Un automovilista que pasaba, escuchó los gritos de auxilio de la víctima y persiguió a los malvivientes. La persecución duró varias cuadras hasta que, en Córdoba y Suipacha, los ladrones arrojaron la cartera de la docente sin llevarle nada, comentó la víctima.

Luego, Favaro fue trasladada a una clínica privada y allí fue operada dos veces el mismo día de la lesión en su mano izquierda.

‘En estos días han habido como cuatro robos similares por acá y ahora vamos a pedir con algunos vecinos que poden los árboles porque tapan las farolas y en la noche esta zona se pone muy oscura. Encima mi hijo que está en quinto año de medicina en Córdoba, quiere abandonar todo y venirse a cuidarme por lo que me pasó el sábado’, comentó ayer María Lilia Favaro.