Primero fue el hermano mayor el que cayó detenido por el asesinato de un changarín en septiembre pasado. Ahora es él, con 17 años, el que termina preso junto a un cómplice por entrar a robar a dos negocios ayer en la madrugada. El delito parece marcar el destino de estos dos jóvenes hermanos que tienen algo en común, y es, que su padre es un policía en actividad, según datos policiales.
En la Policía comentaron que los jóvenes tomaron otro rumbo distinto al del padre, que tiene un buen concepto dentro de la fuerza y está separado de la madre de los muchachos, que tienen domicilio en Villa del Carril en Capital. Justamente en ese barrio fue donde se produjo el hecho delictivo ocurrido ayer a las 4.30 que involucró al menor de estos dos hermanos, de 17 años. Según las fuentes, el adolescente junto a Carlos Muñoz (21) violentaron una puerta e ingresaron en la agencia de quiniela Quebo y Queba II, en calle Pedro de Valdivia y Conector Sur. Revisaron todo, pero no encontraron dinero. No se quedaron con eso, porque rompieron una pared de madera que separa la agencia de una carnicería que funciona al lado y así entraron a ese otro negocio. Ahí lograron apoderarse de un celular y cargaron alrededor de 20 kilos de carne en una bolsa para llevarse, pero tuvieron la mala suerte que un vecino escuchó ruidos y llamó a la Policía. A los minutos llegó una patrulla policial de la Seccional 28va que atrapó al adolescente dentro de la carnicería. A Muñoz lo detuvieron en las cercanías mientras huía con el bulto, señalaron fuentes policiales.
Cuando identificaron al adolescente supieron que es hijo de un policía y hermano de Denis Fredi Olivares (24), el mismo que fue detenido y procesado por el asesinato de Ramón López (42), en Rawson, la madrugada del 6 de septiembre pasado.
Ese día, Olivares y López se encontraron en un kiosco y compartieron unos tragos. Luego siguieron tomando en la casa que le prestaban a éste último, en República del Líbano al 4029 Oeste. Cuando el changarín estaba totalmente ebrio, Olivares le dio golpes de puños y patadas para después atarlo y amordazarlo. Mientras López moría, el joven se llevó unos equipos de música que había en ese lugar.

