La audiencia fue atípica, porque reunió todos los condimentos de las pruebas testimoniales que se toman en un juicio, aunque el caso no transite ahora esa etapa. La pidió Fiscalía, porque es probable que la testigo se vaya a vivir a Chile y no pueda declarar durante el debate contra ese hombre que fue su pareja durante 10 años, con el que tuvo cuatro hijos y del que tuvo que escapar, literalmente, el 5 de agosto de 2019 a causa del enésimo episodio de violencia en su contra. Pésimos tratos verbales y psicológicos a causa de sus "celos posesivos", trompadas y hasta el golpe con una pala en la cabeza o un corte en el cuello con un cuchillo delante de los hijos de ambos, fueron parte de los ataques que describió ayer la expareja de Pablo Roberto Badilla.
"Hay otra persona más que no va a denunciar, porque no soy la primera ni la última a la que le pasa esto (a manos del detenido), por eso pido justicia, no sólo para mi", sintetizó la mujer, luego de remarcar que el imputado no cumple con la cuota alimentaria y a veces ni siquiera va a visitar a sus hijos en los días que un juez de Familia lo autorizó.
Tal como se esperaba Fiscalía, la testigo reforzó así las sospechas del fiscal Eduardo Martínez y sus colaboradores Carlos Yansón y Sofía Cerutti (UFI CAVIG), sobre la personalidad violenta del imputado, Pablo Roberto Badilla, quien está detenido desde el 13 de noviembre pasado a causa de un hecho muy violento contra una agente de policía, pareja suya en los últimos cinco años. Según la uniformada, ese día la roció con nafta y, si no se encerraba en una habitación y trababa la puerta con un baúl por dentro, las consecuencias podrían haber sido nefastas, pues el hombre quiso prenderle fuego.
Y no fue todo: esa vez la mujer denunció que el día anterior, el 12 de noviembre, Badilla la obligó a tener sexo contra su voluntad alrededor del mediodía.
Roberto Montilla, abogado del imputado (trabaja en la construcción) considera, sin embargo, que el episodio de la nafta ocurrió en un forcejeo y que tanto la mujer como su cliente resultaron mojados con combustible cuando el bidón cayó el piso. Que su cliente no fuma y que no es posible que prendiera un papel en el calefón de la casa que compartían porque no tiene servicio de gas. Que la denunciante no presenta lesiones del presunto ataque y no es lógico que luego del abuso siguiera conviviendo con Badilla. Y que todo empezó el fin de semana previo, cuando su cliente sorprendió a la policía mensajeándose con un colega.
Para Fiscalía, sin embargo, se demostró que la mujer terminó empapada y a pesar de bañarse y cambiarse de ropa, estuvo dos días con olor a nafta. Que los peritos encontraron restos de combustible en distintos lugares de la vivienda y que la puerta donde se encerró la agente tenía las marcas de las patadas que le dio Badilla para intentar abrirla.
Badilla está preso desde el pasado 13 de noviembre. En principio, un juez le dictó 8 meses de prisión preventiva, pero en el Tribunal de Impugnación revisaron esa medida a pedido de la Defensa y le rebajaron el encarcelamiento cautelar a 4 meses.