Fue una extraña actitud del menor descubierta por sus padres en una situación con otro chico lo que derivó en un momento inesperado: una suerte de confesión del niño acerca de los presuntos abusos sexuales que sufría a manos de su propio tío desde que tenía 9 años, dijeron fuentes de la investigación.
El caso tomó dimensiones escandalosas cuando el padre del menor, hoy de 14 años, decidió denunciar el hecho para su investigación judicial en el Anivi (centro integral para el abordaje de menores) y ahí se supo que el principal sospechoso es un sacerdote católico, de 40 años.
La entrevista en el Anivi y el informe médico serán claves en la suerte del sacerdote.
Al conocer la denuncia, el Arzobispado difundió un comunicado en el que resaltó que el sacerdote en cuestión fue separado de su función en Angaco hasta que la Justicia resuelva. Y que, mientras tanto, también harán una investigación interna para llegar a la verdad de lo que sucedió.
Eso es también lo que pretenden saber las autoridades judiciales del caso: el fiscal Daniel Galvani y el juez subrogante en el Segundo Juzgado de Instrucción, Ricardo Grossi.
El procedimiento a seguir es clave para saber qué suerte puede correr el párroco. Entre esos pasos se incluyen la entrevista al menor, es decir el relato de las situaciones que atravesó. Si los psicólogos consideran veraces sus dichos, de su versión se desprenderá una posible calificación de los delitos.
Para configurar una eventual figura delictiva será preciso también un informe del médico que revisará al menor para determinar la existencia o no de posibles lesiones a causa de los presuntos ultrajes.
Llegar al fondo de la cuestión es imprescindible, porque encuadrar la conducta del religioso en una supuesta maniobra delictiva contra su propio sobrino, será fundamental para que el juez determine si corresponde o no que sea detenido y enfrente el resto del proceso tras las rejas.