El mueble donde Emilce Malla y su pareja Santiago Rodríguez tenían almacenada la mercadería para los chicos de su asentamiento en La Bebida, quedó vacío tras el saqueo de los delincuentes.

 

La idea surgió un poco más de un año atrás, cuando Santiago Rodríguez consiguió trabajo y le propuso a Emilce Malla, la madre de sus dos nenes, que empezaran a rebuscárselas para darle algo de comer a los numerosos niños de su asentamiento, La Defensa, en inmediaciones de Morón e Ignacio de la Roza, en La Bebida, Rivadavia. Habían pasado épocas duras en que la pareja con sus chicos, como tantos otros, recorrían alrededor de un kilómetro y medio para llegar al comedor del Lote Hogar 20 en busca de comida. Y con ayuda de varias familias empezaron en su propio rancho, de dos pequeños ambientes. La cocina comedor de 5 metros por 4, se convirtió en la improvisada sala para tomar la leche, el arroz con leche, chocolatada con una porción de budín o galletas. De a tandas, merendaban unos 60 chicos de los 300 que integran 130 familias establecidas en ranchos a lo largo de un cordón elevado de ripio y tierra, la defensa contra las crecidas de agua por lluvia.

De lunes a viernes en época escolar y lunes miércoles y viernes durante las vacaciones, el merendero "La Defensa" pasó a ser una alternativa valiosa para esos chicos, más aún en los últimos cuatro meses en los que el Gobierno comenzó a darles apoyo con mercadería, contó ayer Emilce Malla.

Todo marchaba bien, incluso ya se preparaban para poder habilitar el lugar como comedor, pero el martes en la tarde Emilce con su familia salieron y al otro día por la tarde, al volver, descubrieron un desastre: habían entrado ladrones por el fondo del rancho y se llevaron lo poco pero más valioso que había, unos 270 kg de comida para los chicos.

Fueron 82 cajas de leche, 44 kg de azúcar, 65 kg de harina, 130 paquetes de arroz, 65 de hierba y 36 litros de aceite. La mercadería que no robaron, quedó tirada en el piso. También la garrafa de 10 kg y una pequeña cocina, además de un DVD, un parlante, una plancha, una máquina de coser, una batidora y una tetera eléctrica.

"Se tienen que haber metido de noche y por atrás. Tienen que haber sido más de uno porque eran muchas cosas, lo más indignante es que era comida para nuestros niños. De Desarrollo Humano ya nos prometieron ayudarnos para poder seguir dándole una ayuda a los que más necesitan", dijo la joven ayer.

Los investigadores policiales ya hicieron inspecciones oculares y buscaban testigos para poder encontrar a los delincuentes y esclarecer el caso.