Para terminar un carrobar eran los $50.000 que había sacado de un préstamo José Tapia. El martes, salió con su mujer a ver el eclipse y ladrones le robaron la plata y varios objetos.

 

José Tapia (55) y Laura Zapata (58, ama de casa) siempre han trabajado duro. José, administrativo en la salita de Rawson, buscó la forma de sumar unos pesos para su hogar y ayudar a sus hijas, ahora ya casadas, ya sea abriendo un lavadero en casa o con la faena y venta de animales. Sin embargo, una seguidilla de robos y una casi tragedia lo han desalentado de seguir intentando progresar. El martes pasado, otra vez, sufrió otro golpe bajo.

El escruche ocurrió entre el mediodía y la noche del martes cuando al menos dos ladrones ingresaron en la casa de la familia Tapia en calle General Acha al norte de calle Progreso, en Rawson. Habían salido cerca de las 13 rumbo a Bella Vista, Iglesia, para ver el eclipse solar. En su ausencia, y tras reventar a golpes la cerradura y las bisagras de la puerta de entrada, los delincuentes se alzaron con un televisor Noblex de 50 pulgadas, una netbook, una máquina de cortar el pelo Gamma y $50.000 que hallaron en una cómoda del dormitorio matrimonial. José guardaba ese dinero de un préstamo para terminar de construir un carrobar, otro proyecto que tenía para engrosar sus ingresos. Al volver, alrededor de las 21.30, descubrieron las amargas evidencias del escruche. En total, creen haber perdido $100.000 en dinero y aparatos.

José ya perdió el número de cuántas veces le han robado y cree ser el punto de los malvivientes de la zona. Y de otras desgracias, porque hace dos años un cañaveral en el fondo de su casa se incendió y le dejó la pérdida de más de 80 animales, entre conejos, cerdos, gallinas y un taller de muebles para vender que había iniciado.

Ahora, otra vez, está convencido de que quienes le robaron son los mismos que, hace 8 años, se metieron por una ventana y le sustrajeron cerca de $150.000 en varias herramientas, entre ellas, una moledora de carne, una motosierra y un compresor, pérdidas de las que le costó recuperarse.

"Ya estamos hartos. Vamos a seguir reforzando la casa porque no tenemos donde más ir", dijo José resignado.