Esta mañana se supo que en la causa del sacerdote Walter Bustos, acusado de abusar de tres varones, el juez Pablo Flores se inhibió de seguir investigando la causa por motivos personales, tramitada en el Segundo Juzgado de Instrucción y finalmente quedó en manos de Guillermo Adárvez.
Hace unos días, el juez subrogante en el Segundo Juzgado de Instrucción, Ricardo Grossi Graffigna, le atribuyó formalmente los presuntos abusos sexuales contra tres hermanos que son de su círculo íntimo.
Pero lo que más complica al religioso es la imputación de los ilícitos contra el menor de ellos, de 15 años: abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por el grave daño en la salud mental de la víctima y también por ser ministro de un culto religioso conocido.
El mínimo de pena previsto para esa maniobra delictiva es de 8 años de cárcel (el máximo es 20) e impide cualquier posibilidad de libertad, pues en San Juan sólo son excarcelables los delitos que, como mínimo, tengan un castigo igual o menor a 3 años.
Si sólo se tuvieran en cuenta las maniobras atribuidas a los hermanos del menor, de 24 y 21 años, se abriría una puerta a una salida pues el abuso sexual simple agravado por su condición de religioso (eso le imputaron), tiene una escala de entre 3 y 10 años de cárcel, indicaron fuentes judiciales.