Un equipo de música, una máquina de cortar tela y quizás alguna otra cosa. No fue mucho lo que se llevaron del sótano del negocio céntrico, más perjudicial fue el incendio que provocaron los ladrones en su huida. Es que el fuego destruyó ahí el taller y también el depósito de esa casa de venta y fabricación de indumentaria deportiva, dejando pérdidas por más de 100.000 pesos, según los dueños.
Fue el típico "escruche". Los delincuentes cortaron y arrancaron las rejas (aparecieron tiradas a media cuadra) que protegían una de las ventanas de vidrio de la firma "San Juan Deportes", en la esquina de Santa Fe y Aberastain. De esa forma entraron ayer pasadas las 5 de la mañana a un pasillo que comunica al subsuelo del inmueble, donde tienen parte del taller de corte y estampado de prendas, y el depósito de mercadería y algo de documentación. Se sabe la hora aproximada porque sonó la alarma. Eso sí, algo hicieron los delincuentes que en la central de monitoreo no detectaron la falla, entonces ni se enteraron de lo que pasaba. Los vecinos sí, pero fue al rato, cuando comenzaron a ver que salía humo del local, comentaron los dueños.
Los delincuentes en ese lapso tuvieron tiempo para bajar al sótano. Al salón de ventas ubicado en la planta baja, ni al estudio contable de la planta alta no ingresaron. Alejandro Manrique, uno de los dueños, comentó que "hay muchas cosas quemadas. Recién estamos removiendo las cosas y algo falta, pero no sabemos bien todo lo que robaron". Confirmó que al menos una máquina de corte y un equipo de música no estaban.
Parece que no fue mucho lo robado, pero por hacer daño los ladrones provocaron un incendio antes de escapar. Habían como tres cajas llenas de retazos, también numerosos rollos de tela y bolsas y cajas con calzados, indumentaria, pelotas y otros accesorios deportivos, dijo Manrique. Con todo eso, el fuego convirtió en un horno el subsuelo del edificio.
Los vecinos llamaron a la policía. Minutos más tarde aparecieron los bomberos que trabajaron por un par de horas hasta sofocar el siniestro y así evitaron que se propagara al salón de ventas y al estudio contable. Los daños en el sótano fueron cuantiosos. Además de los muebles, el fuego destruyó toda la mercadería nueva y máquinas, además de productos que estaban a punto de ser entregados a clientes, como algunos banderines para el TC 2000 o conjuntos deportivos encargados por unos municipios. Manrique y Pablo Porres, otro de los propietarios, afirmaron que las pérdidas superaron los 100.000 pesos.

