La sede local de la Cruz Roja fue blanco ayer de madrugada de un robo muy dañino, el cuarto en 7 años. Ladrones ingresaron por el fondo y luego de robar un par de cosas, armaron un desastre en la sede ubicada en Trinidad, Capital: en la policía suponen que los malvivientes prendieron una hornalla de una cocina y recorrieron el lugar alumbrándose con el resplandor de unos papeles que encendieron, dijeron fuentes policiales. Aunque el presidente de ese organismo sospecha otra cosa. Lo cierto es que revisaron varias habitaciones de la casa y un depósito con elementos que hay en la terraza. Al final huyeron con una CPU y una impresora que estaban en una oficina. Lo grave es que antes de irse, los ladrones incendiaron unos libros y el fuego rápidamente se propagó por varios sectores destruyendo 3 impresoras, muebles, sillas, un equipo de música, 2 teléfonos, una fotocopiadora y un monitor. También dañó seriamente la estructura de la entidad sin fines de lucro, afirmó Roberto Bazán, presidente de la Cruz Roja filial San Juan.
El organismo hace 104 años que está en San Juan, trabaja con 80 voluntarios (de 14 años en adelante) y funciona desde 2003 en calle Mariano Moreno 35 Oeste. Al ser una entidad sin fines de lucro, la Cruz Roja se solventa a sí misma brindando cursos de primeros auxilios y con donaciones, contó Bazán. "Realmente duele mucho ver como quedó el lugar, porque cada cosa que hay aquí es por el esfuerzo de gente desinteresada. Con decirle que para comprar la fotocopiadora que se quemó estuvimos 6 meses juntando plata", relató el presidente, indignado.
Supuestamente, los delincuentes ingresaron de madrugada trepando una pared que da a un baldío lindante y no fueron detectados, porque alrededor de la entidad no hay vecinos próximos, explicaron.
En una pieza que da al fondo, revisaron un botiquín que contenía gasas y alcohol. "Habrán pensado que teníamos medicamentos, pero acá nunca han habido’, contó Bazán. En la terraza, forzaron una puerta e intentaron llevarse un pequeño televisor y otro botiquín, pero los abandonaron en la entrada de ese lugar.
La hipótesis policial es que los ladrones prendieron una hornalla y se alumbraron con papeles, para no encender las luces y así evitar ser descubiertos. Así, creen, se inició el siniestro. Sin embargo Bazán sospechaba que, deliberadamente, los delincuentes apilaron unos libros y los quemaron con una botella de alcohol yodado.
Lo concreto es que los malvivientes escaparon con una CPU y una impresora, dejando la entidad en llamas. Minutos antes de las 7, una dotación de bomberos llegó al lugar y extinguió el incendio, antes de que destruyera por completo el lugar.
"Trabajamos para sectores vulnerables y estos golpes los da este tipo de gente. Por eso es que nos duele muchísimo ver un acto así", concluyó Roberto Bazán.

