El juez de Instrucción Benedicto Correa dirigió el martes en la noche la reconstrucción del crimen de Alberto Mallea en el ‘Parador Talacasto’, en Ullum, ocurrido el 28 de marzo pasado, con el principal testigo del caso, Hugo Chirino, y el hombre que efectuó el disparo letal, Luis Lescano. Los relatos de ambos fueron contradictorios.

El primero en hablar fue el dueño del comercio y autor del crimen, Luis Lescano. Ante el juez y su secretario Fabricio Poblete, el fiscal Daniel Guillén y el defensor César Jofré, insistió en que esa madrugada escuchó ruidos, se levantó, sorprendió a dos supuestos ladrones y disparó con un revólver calibre 32 sólo para amedrentar, pues no tenía la intención de matar.

Todo indica que la estrategia defensiva de Lescano apunta a una legítima defensa, es decir a ser desincriminado por actuar amparado por la ley al repeler de noche un ataque a su propiedad, como ya le había ocurrido antes.

Luego llegó el turno de Chirino, quien volvió a decir que habían entrado al parador porque venían de La Rioja (allí participaron sus hijos de una competencia ciclística) y buscaban combustible, pues ya estaban con la reserva. Según su relato, esa madrugada golpearon las manos, gritaron y al final él y la víctima se metieron a buscar una botella, cuando les gritaron choros y huyeron ‘por miedo’. Chirino cree que Mallea recibió el disparo cuando ya estaba en la zona de la ruta.

‘No es posible matar a nadie a 60 metros porque la bala pierde poder de impacto. Además le creo a mi cliente cuando dice que le robaron, porque ¿cómo se explica que llegaran al hospital sólo con la reserva del combustible’?, cuestionó Jofré.