Un grupo de vecinos de la ciudad de Esquel trató de linchar este miércoles a un preso que había recibido reclusión domiciliaria y quien tras el ataque volvió caminando a la cárcel.
El recluso atacado es Pablo Sommaruga, quien integraba una banda de secuestradores conocida como la de “los patovicas” y que cumple una condena a 18 años de prisión por raptar a un joven al que le cortaron el dedo en 2002.
Sommaruga estaba alojado en la Unidad 14 de la localidad y vecinos del barrio Vepam se acercaron a su vivienda cuando se enteraron que se iba a alojar ahí. Atacaron el lugar y cuando llegó lo agredieron físicamente ante la presencia policial.
El medio local Red 43 informó que varios uniformados y periodistas terminaron agredidos en el tumulto. El atacado contaba con salidas transitorias y había recibido la domiciliaria. Según reportó el mismo portal, tenía una asistencia autorizada al obstetra por el juez porque su pareja está por dar a luz y lo atacaron cuando retornaba.
Ante la situación de descontrol, el preso se alejó por la avenida Holdich de la ciudad y hasta consultó al móvil de periodistas si lo podían trasladar a la unidad carcelaria. Finalmente, se fue caminando.
El juez que le otorgó el beneficio, José Pérez Arias (cargo del Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº1) no aclaró si se vincula a la pandemia del coronavirus y pidió que sea monitoreado.
Qué dijo tras el episodio
Sommaruga dialogó con la prensa después del ataque y señaló que lo “acusaron de delitos que no cometió, como violación o haber roto el arresto domicilario”.
“No sé qué fue lo que se filtró que hizo enfurecer a la gente, cuando yo no he cometido ningún delito en este pueblo, nada: vivo en este pueblo, prácticamente estoy viviendo en este pueblo, estamos radicados acá”, dijo a Red 43.
“Yo no sé lo que se le habrá pasado por la cabeza a estos muchachos. Yo a la sociedad le pagué: sí, ¿estuve por secuestro? Obvio, lo reconozco, tuve todo el tratamiento que tuve que tener adentro. Son 18 años detenido, no son dos días detenido, son 18 años que los pagué cumpliendo con todas las medidas que tenía que cumplir. La salida transitoria mía es así: salgo de la Unidad 14, hago 5 cuadras, me meto a mi domicilio y no convivo con nadie, prácticamente”, concluyó.
El caso por el que fue condenado
Pablo César Sommaruga integraba en Buenos Aires “la Banda de los patovicas”, que secuestró en 2002 a Ariel Strajman, hijo de un joyero.
El grupo –también integrado por el hermano, el padre, la madrastra y un medio hermano de Pablo- cobró mil dólares, 400 pesos y joyas por el rapto. Sin embargo, al pedir más dinero quemaron con cigarrillos y le cortaron el dedo meñique al muchacho. Le enviaron la parte del cuerpo al padre del secuestrado.
Por los hechos se le unificó la condena con otra causa y recibió una pena de 18 años de prisión. Estuvo por un tiempo alojado en una unidad carcelaria de Ezeiza de la cual intentó escapar en una salida.