El joven Leandro Bravo tenía el cinturón de seguridad puesto y esperaba detenido en el semáforo en rojo de República del Líbano y San Miguel (Rawson), todo como corresponde, pasadas las seis de la mañana de ayer. Demasiado tranquilo estaba todo como para prever que un conductor que venía de atrás en lugar de detenerse ante la luz roja arrasó con todo. Le pegó por atrás al auto de Leandro, con tanta violencia que su vehículo giró, en la voltereta golpeó con una puerta a un tercer auto y terminó estrellándose contra un árbol. El causante del desastre aceleró a fondo y huyó. Y el joven quedó con su auto destrozado en el lugar, con daños que le costarán arriba de los $40.000 reparar. Aún así, la víctima dijo que “al final fue una desgracia con suerte, porque a mí no me pasó nada”.
Del irresponsable que se llevó puesto el Fiat Palio celeste de Bravo nadie sabe nada. Varios conductores que había en la misma esquina a esa hora se ofrecieron a atestiguar de ser necesario, pero no hay datos concretos. Por los pedazos de paragolpes y de óptica que quedaron allí de quien huyó, estiman que manejaba un Volkswagen Bora color verde petróleo. Pero hasta los policías que tomaron la denuncia del muchacho le dijeron que, a priori, las cámaras de seguridad de la esquina no habrían tomado el choque.
“Me sorprendió todo, no escuché ni siquiera una frenada cuando me pegaron de atrás”, contó el dueño del Palio que quedó destrozado. “Me pegó del lado izquierdo, me giró y con la puerta trasera izquierda impacté el baúl del auto que estaba adelante. Por la misma inercia del choque seguí de frente hasta terminar contra el árbol”, detalló. El tercer auto golpeado, un Chevrolet Corsa blanco, iba conducido por un hombre que llevaba a su hijo adolescente y dos amigos del chico. Ninguno sufrió heridas.
Leandro dijo que lo más probable ahora es que vaya hasta el centro de monitoreo de las cámaras policiales, para agotar las chances de que alguna cámara haya captado algo y dar así con el culpable. “Sólo busco que se haga responsable”, dijo el joven, que hasta anche no tenía ninguna novedad del conductor que lo chocó, le dejó el auto inutilizado y se fue de inmediato sin dejar más rastro que un par de pedazos de su propio vehículo.