El juez Pablo Flores, titular del Segundo Juzgado de Instrucción, procesó sin prisión preventiva (quedaron en libertad) a seis de los 7 policías denunciados por un hombre que dijo que lo detuvieron injustamente y que además lo maltrataron y golpearon en su ingreso a la seccional 7ma de Pocito, el pasado 20 de junio, aseguraron fuentes judiciales. Uno zafó, por ahora, por falta de mérito.
El magistrado consideró que el agente Javier Jesús Ponces (23) fue autor del delito de severidades y vejámenes en perjuicio de Mauricio Emanuel Ontiveros (31), y que además violó sus deberes de funcionario público. Y que el cabo Gustavo Gabriel Díaz (39), el agente Facundo Nicolás González (22) y el oficial subinspector Martín Gabriel Paz (32) fueron coautores responsables de los mismos delitos. Todos ellos son efectivos de la seccional 7ma.
Los dos policías restantes que fueron procesados se desempeñan en el Comando Sur y les achacaron el delito de violación de los deberes de funcionario público. Son el agente Luis Emanuel Gelves (29) y el cabo Luis Guillermo Aguirre (29), quienes están acusados de encubrir a sus compañeros, esto es, de que pudieron saber del trato ilegal pero no hicieron nada para impedirlo ni tampoco lo denunciaron, indicaron fuentes judiciales.
En su fallo, el juez además ordenó una serie de medidas que los efectivos que ayer mismo fueron puestos en libertad deben cumplir. Una de las imposiciones es que no pueden acercarse a menos de mil metros de Ontiveros, ni tampoco merodear su vivienda ni los lugares donde se encuentre el mismo. Otra medida es que tienen prohibido mantener cualquier tipo de comunicación con él, ya sea personalmente, o por cualquier otra vía, como redes sociales. Por último, los policías están obligados a presentarse todos los meses en el Juzgado, donde deberán registrar su asistencia con la firma correspondiente, para de esa manera tener un seguimiento y que no incurran en el delito de desobediencia a la autoridad.
El hecho ocurrió pasadas las 6 de la mañana de aquel día, cuando Ontiveros transitaba por calle Uriburu de regreso a su casa en Villa Aberastain, en Pocito. Estaba a poco de llegar a destino cuando lo interceptó un patrullero. "Me pidieron los papeles y me faltaba la RTO y la tarjeta verde. Proceden a radiarme el auto y llevarme a la comisaría esposado", había afirmado el hombre públicamente. Luego había agregado que la violencia comenzó cuando se negó a firmar un acta. "Me empezaron a decir que tenía que firmar y ahí empezaron los insultos y los golpes. Uno me golpeaba y otro me tenía las manos para atrás. Yo caí al piso y ahí me dieron patadas en un oído. Después me llevaron al calabozo donde me dejaron sin zapatillas", había dicho. Los efectivos quedaron complicados porque en el circuito de cámaras de la seccional quedó todo grabado. El jefe de Policía, Luis Martínez, fue clave en la investigación.
Quedaron libres. Uno de ellos zafó por falta de mérito. El juez Pablo Flores además les trabó un embargo por $100.000.