Actuó en el caso Luis Chocobar, el policía bonaerense condenado por excederse en la legítima defensa de un tercero, cuando disparó y mató a uno de los dos sujetos que asaltaron y acuchillaron a un turista estadounidense. Consiguió el sobreseimiento del oficial Facundo Amendolara, que baleó al cantante Chano (Santiago Charpentier) cuando se le abalanzaba en medio de un brote psicótico. Años atrás, patrocinó a las víctimas del boliche "Cromagnón" durante un recital de "Callejeros", que dejó 194 muertos y 1.432 heridos en diciembre de 2004. Estos son algunos de los casos en los que intervino el penalista Fernando Soto, que ahora tiene en sus manos otra misión complicada: la defensa del gendarme jachallero Fabricio Cortez (38), preso en Rosario, Santa Fe, por haber matado a un ladrón de cables la noche del 5 de abril pasado en inmediaciones de su casa, en el conflictivo barrio La Cerámica.

Todo indica que el cabo Cortez llegará preso al juicio que, al parecer, se realizará en 2024. Pero Soto está convencido de que, al cabo de ese debate, contrarrestará con pruebas la versión que hasta ahora sostiene la fiscal, Gisella Paolicelli.

"Vamos a probar que Fabricio Cortez sólo se defendió porque su vida estaba en peligro, y actuó en el ejercicio de su deber, pues como funcionario estaba obligado a actuar porque esos tres sujetos estaban robando cables. Eso se prueba por la presencia de un cuchillo en la escena del hecho y por los llamados de los vecinos al 911", dijo Soto a este diario.

Según el penalista, la grabación de una cámara de seguridad estatal deficiente (pedirá mejorar las imágenes) prueba que los hechos ocurrieron como narró Cortez cuando le tocó defenderse y no como sostiene la fiscal.

"Es por lo menos alarmante la posición que asumió Fiscalía en este caso, porque primero afirmó que el sujeto (Marcelo Alejandro "Pericle" Flores) fue ultimado por Cortez en el lugar donde cayó luego de correr tras recibir el disparo. Las imágenes de una cámara demostraron que no fue así y siguió sosteniendo que quiso matarlo donde ocurrió el hecho, pero las pruebas acreditan lo que pasó y también lo que no pasó y eso que dice la fiscal no sucedió", dijo Soto. Según el letrado, a pesar de su obligación funcional, la fiscal no incorporó como prueba las imágenes de la cámara del lugar del hecho y tampoco investigó el robo de cables.

Según José Cortez, esa noche su hermano gendarme llegó a su departamento con pescado porque era Semana Santa. Bajó porque olvidó comprar aceite y en eso escuchó ruidos. Pensó que estaban por robar algo de su auto, pero al salir se topó con tres sujetos que bajaron de un árbol y lo rodearon. Buscó zafar, ganando el centro de la calle e identificándose como gendarme, pero en eso escuchó el ruido típico de las armas cuando son cargadas y escuchó la seguidilla: "¡Quemalo, quemalo!". Fue ahí que disparó. Y que salió tras el delincuente porque no sabía que le había dado. Cuando cayó, le puso las manos para atrás y allí cayó la vaina servida de su arma (por eso Fiscalía sostenía que lo había "ejecutado" en ese lugar). Llamó otra vez a la Policía y pidió una ambulancia, pero no hubo caso. Esa vez, una hermana de Flores reconoció que estaba perdido por su adicción y que robaba para comprar drogas. Según la prensa rosarina, otros dos hermanos de "Pericle" habían sido asesinados en ajuste de cuentas.

El último jueves, unas 300 personas marcharon por segunda vez en Villa Mercedes, Jáchal, para pedir justicia y la libertad de Cortez.