La propuesta, en avisos publicitarios, tenía un gancho tentador: ganar $70 por día. Tan curioso resultó el asunto, que enseguida los policías del Cuerpo Especial de Vigilancia simularon ser desocupados. Y así se toparon con un negocio ilegal: el trabajo era vender copias truchas de música y video, para obtener un 40 por ciento de lo vendido y como estímulo extra un MP3. Cuando el oficial inspector Edgar Castro, el cabo Héctor Peñalosa y los agentes Mariano Sánchez y Gastón Montaño, confirmaron el dato, la Unidad Regional Capital coordinó un operativo con la comisaría Primera que ayer terminó con el secuestro de 1.500 discos y 23 detenidos, incluidos cuatro cabecillas mendocinos. Los allanamientos se hicieron en Güemes y Brasil, y en el primer piso de un edificio donde funcionaban los juzgados de Menores en la peatonal Rivadavia casi Rioja, en Capital, dijeron fuentes policiales.
Presos por piratería

