Fue Yamila Robledo Gallardo (21) la que quiso agradecer a San Expedito por su recuperación tras ese choque que afectó su cadera y su pierna cuando iba en moto a trabajar. Por la de su papá operado de la vesícula y del hígado. Para que mejore la suerte de su familia (sus padres y otros 6 hermanos) con un techo propio y así dejar de vivir de prestado en esa humilde casa de adobes con techo de cañas y palos en Caseros al 1897 Norte, en Villa Storni, en Concepción, Capital. La ceremonia se repitió como siempre, encendiendo una vela sobre una repisa plástica en uno de los dos dormitorios de la familia. Pero la mamá de Yamila, Miriam Gallardo, explicó que esa vela, por alguna razón desconocida, cayó ayer sobre la cama de una de las niñas, destruyó casi todo lo que tenía la familia y dejó seriamente dañada esa vivienda en la que viven también otros dos familiares de los Robledo Gallardo. La intervención de Bomberos evitó que los daños fueran totales.

Según Gallardo, todo pasó alrededor de las 9.30. El primero en darse cuenta fue su hijo Jonatan (14) que no había ido a la escuela y dormía cuando sintió la incomodidad del calor en un brazo. “Yo me había acostado a darle de mamar al bebé (de 1 año y 8 meses) y me dormí porque como todos los días me había levantado a las 3 a hacer unos churros y prepararle las cosas a mi marido que sale como a las 6.30 con Yamila a vender café en el centro. Y ahí me zamarreó mi hijo, yo ni cuenta me había dado del humo”, dijo la mujer.

Lo que siguió fue la desesperación por tratar de salvar algo mientras sus familiares y vecinos intentaban apagar el fuego, aunque los bomberos evitaron daños totales y que el incendio se propagara a casas vecinas.

De todos modos las pérdidas materiales para los Robledo Gallardo fueron casi totales en los dos dormitorios: se quemaron dos cuchetas y otras dos camas, dos ventiladores, un televisor, un reproductor de DVD, un lavarropas, un secarropas, mesas de luz, una cómoda, un ropero, un modular, mesas, sillas, dos bicicletas, la ropa, el calzado y hasta los útiles escolares de los chicos.

“Perdimos casi todo, pero estamos bien y podemos seguir luchando, eso es lo importante”, dijo Miriam.