Cuando las autoridades de la escuela General Antonio González Balcarce de Santa Lucía, llegaron ayer en la mañana al establecimiento y se toparon con que ladrones se habían metido a robar, la amargura los invadió. Los delincuentes habían causado destrozos en varios salones y un mal mucho mayor: se llevaron cuatro computadoras completas, tres impresoras nuevas del aula de computación. Y al menos una CPU y dos monitores de la escuela de capacitación laboral "Madres Sanjuaninas". Sin embargo, los ladrones cometieron un tremendo error que les costó la libertad. Se olvidaron una barreta con la que forzaron las puertas y ese hierro fue clave para que después los apresaran y recuperaran gran parte del botín, dijeron en la policía.

Eran las 8.30 de ayer cuando Ana María Benegas, la directora de la escuela Balcarce, -ubicada en el barrio homónimo-, se topó con la desagradable novedad de que delincuentes forzaron las puertas de tres aulas con una barreta, desactivaron una alarma en una de las salas y causaron destrozos. El mayor daño lo hicieron en la sala de computación, donde sustrajeron cuatro computadoras completas, tres impresoras y un router (internet inalámbrica) que utilizan los 600 alumnos de la primaria y la secundaria que asisten mañana y tarde al colegio, comentó la mujer.

Pero los ladrones cometieron un error. Dejaron tirada la barreta cuando escaparon. Más tarde, un metalúrgico de la zona fue a arreglar las puertas rotas y reconoció esa herramienta como la que le fabricó días atrás a un joven de las inmediaciones de la escuela de apellido Ginsberg, dijeron en la policía. Con esa pista un grupo de pesquisas de la comisaría 5ta. comandados por el oficial ayudante Cristian Villegas, lograron dar con algunos compradores de los artefactos y con los posibles ladrones: Cristian Ginsberg (24); Carlos Ponce Turcumán (19) y su primo Carlos Andrés Ponce (31); Federico Victoria (20) y Daniel Janabel (19), informaron en la policía.

Los policías a cargo del subcomisario Antonio Montaña establecieron que los sospechosos usaron un Ford Falcon -propiedad de Janabel-, para llevarse las computadoras del colegio. Después, ese coche se rompió y cargaron los aparatos en un auto Chevrolet Corsa de Ponce (31), para venderlos a gente y un ciber de Santa Lucía, y también en un local de computadoras de Capital, explicaron. No obstante, la barreta hallada en el lugar y el dato de los compradores, fueron fundamentales para que los apresaran a horas de cometer el robo, informaron fuentes policiales.