En el ingreso a Tribunales tal fue la desazón entre los familiares del asesinado estilista Sergio Montenegro (35) al saber que el boxeador Amílcar Funes (37) quedaba libre por el beneficio la duda, que ni siquiera parecía haber fuerzas para gritarle asesino, como tantas veces. "Es una burla esto… con toda la prueba que había, están locos ¿a qué juega la Justicia en este país?, se nos cag… de risa", dijo Noelia, hermana de la víctima. La contracara fue el propio Funes que, tras saberse libre (pasó casi 3 años preso) se declaró "tranquilo de corazón y de mente" y con ganas de volver al boxeo. Y sus padres, que se mostraron agradecidos y reclamaron encontrar al "verdadero asesino". El lunes, en los alegatos, el fiscal José Eduardo Mallea había pedido perpetua para el boxeador caucetero por ensañarse (hacer sufrir) y matar con alevosía (mientras estaba indefenso) al estilista. Y por el robo agravado de su celular y un cenicero que había usado para golpearlo. La defensora oficial Mónica Sefair pedía la absolución por el beneficio de la duda. Y todo parece indicar que el juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) adhirió a sus argumentos.
LA DUDA
La ley exige que al momento de sentenciar el juez debe tener certeza, pues la duda favorece al imputado, en este caso Funes, detenido desde el 14 de octubre de 2016, cuatro meses después de que Montenegro fuera asesinado en su peluquería de avenida de los Ríos casi Córdoba, Caucete, la madrugada del 3 de junio de aquel año. El estilista tenía un tajo con fisura de cráneo en la zona de la sien derecha y varios cortes de cuchillo, sobre todo uno a lo largo del cuello como si hubieran querido degollarlo. Pero ninguna de esas lesiones causó su muerte, sino la asfixia con una almohada que fue hallada atada con un cable en su cabeza.
El rastrillaje del teléfono de la víctima fue lo que permitió dar, en su momento, con dos sospechosos: Funes y su expupilo Jonathan Torres (17), un joven que fue clave pues sus versiones de lo que pasó aquella vez sirvieron para desligarlo a él con un sobreseimiento del crimen (cumple probation por encubrimiento) y para complicar a Funes como posible autor del homicidio.
Torres, básicamente, dijo que luego del cumpleaños del boxeador (cumple el 2 de junio) se fueron a la peluquería de Montenegro y ahí discutieron, que Funes lo golpeó con un cenicero y luego salió con ese objeto y le dio el teléfono de la víctima.
Pero a la largo del caso, la defensa insistió en las numerosas contradicciones de Torres, sacadas de tres declaraciones como imputado, a saber:
- Que el día previo al crimen se hizo cortar el pelo con Montenegro. Su familia negó verle el pelo más corto.
- Que luego de ser echados por la madre de Funes por la música (nadie más corroboró esa versión) fueron a lo de Montenegro y que allí pelearon porque el fallecido no quiso poner un tema de La Beriso. Luego modificó ese punto y habló de que todo pasó porque el estilista no quiso darle drogas o plata para drogas.
- Que lo golpeó cuatro veces con el cenicero. La defensa dice que la autopsia sólo habla de un golpe compatible con ese objeto.
- Que cuando Funes lo golpeó con el cenicero él salió se subió al auto del pugilista y al rato salió éste, guardó el cenicero en el baúl de su auto y le pasó el teléfono del fallecido. Luego dijo que Funes lo alcanzó en su auto y le contó que había guardado el cenicero en el baúl.
- Que en la mañana del crimen llegó a su casa luego de escapársele a Funes y durmió hasta las 20. Su madre y su hermana dijeron que se levantó al mediodía y salió con Funes en auto.
- Que vendió el teléfono a un tal Ochoa. Luego aclaró que en realidad se lo vendió a su primo.
- La pericia telefónica que demostró que Funes llamó 9 veces desde su teléfono a una hermana de Torres, en el mismo momento en que, se suponía, mataba a Montenegro.
El próximo 9 de octubre, el juez dará a conocer sus razones para liberar a Funes. Luego de conocerlos, la Fiscalía deberá decidir si pide o no a la Corte de Justicia revisar el fallo.