Dos cogollos de jarilla (pequeños manojos del follaje blando) y las tupidas huellas de la mula entre unas lomas encontradas hace una semana en el cuarto rastrillaje detrás de las sierras de Pie de Palo, cerca de Bermejo, Caucete, son para la familia del puestero Daniel Ruarte (55) y sus conocidos, las muestras más claras de que hasta ese lugar llegó el hombre en busca de sus animales robados, y por eso creen que su cuerpo no está muy lejos de esa zona. ‘Esos cogollos los usaba mi hermano para ponerlos bajo la montura para que no se le corra, y las huellas de su mula no dejan dudas de que la tuvieron escondida como un mes porque allí comió cactus y lo que el pobre animal encontró. La escondieron para que no vuelva a su puesto (en Agua Brava, a 105 km. del centro de Angaco) y no nos diéramos cuenta. Es como decimos, seguro que lo mataron y lo escondieron por ahí cerca’, dijo ayer Victoria Ruarte.

Hacia ese lugar, cercano al puesto de Ampakama, partió ayer una camioneta con familiares y amigos de Ruarte. Y hoy lo harán otras dos, más vehículos policiales. En total, serán unas 20 personas en el quinto rastrillaje, que se concentrará en un lugar de excavaciones de antiguas explotaciones mineras, dijeron ayer familiares y en la propia policía.

A principios de abril, Ruarte había anunciado a sus familiares de Angaco que llegaría a mediados de mayo a buscar provisiones y a visitarlos, como siempre. Pero nunca apareció. Un sobrino suyo se topó con la más amarga noticia cuando fue al puesto, a comienzos de agosto, y sólo halló la mula sin herraduras y sin montura ni aperos. La misma familia siguió los rastros del animal, y ahí supieron que Daniel seguía a una mula y un caballo arriando sus animales, para robárselos.