Los agentes de la Policía provincial Flavia Araya (25) y Damián Guerra (28) terminaron ayer en la noche en Casa de Gobierno tomando un café y siendo felicitados por el gobernador Sergio Uñac. ‘Gestos como el de ustedes enaltecen al Gobierno, a la propia Fuerza y son un orgullo para la sociedad. Ustedes han marcado que se puede seguir pensando que la sociedad tiene esperanza de seguir construyendo una sociedad con valores y principios. Son un orgullo’, dijo Uñac. ¿Por qué la felicitación? Ambos encontraron un fajo con 10.000 pesos que alguien extravió en la entrada de una sucursal del Banco San Juan (Libertador y Mendoza, Capital) y lo retuvieron, a pesar de que un hombre vestido de traje intentó engañarlos para quedarse con esa plata. Pero más tarde apareció el verdadero propietario: una mujer llamada Amelia Carrizo (71), quien había perdido su jubilación y su pensión cuando salía del banco, indicaron fuentes del caso.
Flavia Araya trabaja en la Dirección D3 de la Central de Policía, tiene dos hijos de 3 y 2 años, y está embarazada de 6 meses y medio. Ayer a las 8.45 había pedido permiso en su trabajo para ir a cobrar el aguinaldo y así pagar la primera cuota de un terreno. ‘Cuando salía del banco pateé algo. Miré y vi la plata, pero no la pude alzar por mi embarazo. Un hombre la recogió por mí, me la dio en la mano y ahí apareció este hombre de traje diciendo que era de él’, dijo la agente.
Guerra, quien tiene un nene de 7 años y hace adicionales desde hace 6 en el banco, agregó que ‘el hombre me dio la plata a mí y le dije al señor de traje que esperara que revisáramos las cámaras de vigilancia. Sospechaba que no era suya y cuando volví se había ido. Sólo estaba el hombre (Heber Molini) que recogió el dinero y que salió de testigo del hallazgo’.
Luego de hacer el acta en la sucursal bancaria, apareció una compungida Carrizo reclamando que había perdido ese monto. Así que lo que siguió fue hacer el chequeo de su ticket de pago, la revisación de las cámaras de seguridad y luego de realizar el acta de entrega, la jubilada se fue con una sonrisa a su hogar. ‘La señora me quería recompensar, pero sólo hice mi trabajo. Me sentí muy bien cuando la vi irse con su dinero’, explicó el agente.

