El agente de Policía Carlos Godoy y el exoficial Pablo Guevara buscaron ayer en la Sala III de la Cámara Penal, desligarse de los delitos que les atribuyen en el caso del preso muerto a causa de torturas en los calabozos de la Seccional 6ta. de Rawson el 14 de diciembre de 2010. Esa víctima, José Leonidas Cortez (55) había sido sorprendido abusando de una nena de 7 años y murió en una celda a causa de múltiples fracturas, pues sufría osteoporosis.
De todos modos la situación de los imputados sigue siendo complicada. Godoy atribuyó al otro calabocero el haberle aconsejado anotar en el libro con novedades sobre detenidos que Cortez se había autolesionado, cuando eso no era así. E insistió en su disconformidad de recibir a un hombre que no había sido revisado por el médico legista.
Guevara (entonces oficial de servicio) incurrió en contradicciones con sus declaraciones previas, aunque ayer pareció dejar en claro que él no mandó a Cortez a la Central de Policía y que fue su jefe quien dio la orden de que sólo le hicieran un dosaje y no la revisación médica que manda la ley.
Al igual que Godoy, Guevara negó de plano haber golpeado a Cortez e insistió en que vio entrar por sus propios medios al detenido en el calabozo.
El agente Juan Pablo Picón se negó a dar su versión y por eso se leyó su declaración anterior, en la que solo admitió haber forcejeado con Cortez al detenerlo cuando lo sorprendieron semidesnudo con la nena encima suyo en un parrillero del parque municipal de Rawson.
Hoy podría declarar Rabaj, principal acusado en el crimen.

