Tambaleaba. Se había bajado de la camioneta a los tropezones. Hacía dos pasos y parecía que se iba al piso. Enunciaba incoherencias. Balbuceaba. Tenía la mirada perdida y no entraba en sí. Al uniforme dentro de todo lo tenía prolijo, pero el olor a alcohol lo delataba. Así llegó poco antes de las 22 del pasado miércoles a hacer su trabajo como adicional Claudio Díaz (36), el policía que minutos antes, a eso de las 21.30, había chocado y matado en la avenida de Circunvalación a la agente Maribel Johana Verón (26), y luego huido de la escena, según contó a este diario el efectivo (pidió reserva de su identidad) al que iba a reemplazar en la guardia de Juan Gas, en Rawson.
Fue la Volkswagen Amarok en la que llegó Díaz la que encendió las sospechas del otro uniformado. Es que tenía el frente dañado y los airbags explotados. "Cuando le pregunté por qué la camioneta estaba así, no me sabía responder. Dentro de lo mal que estaba, me dijo que no recordaba si había chocado con alguien, que creía que "se la había puesto a un tacho", relató.
Por el estado en el que estaba su compañero, el efectivo se negó a entregarle la guardia, avisó al encargado de adicionales y llamó al 911. Fue un operador de ese servicio el que le pidió que lo retuviera, pues por las características que aportó de la camioneta podía llegar a ser la que había embestido desde atrás a la agente Verón en la Circunvalación, entre San Lorenzo y Libertador, en Santa Lucía. Apenas unos minutos después del impacto y posterior fuga, en el lugar del siniestro ya se hablaba de "una camioneta blanca en la que iba un señor" y los investigadores iban tras sus pasos siguiendo los registros de las cámaras de seguridad. Y todo cerró cuando finalmente fue detenido.
Según fuentes judiciales, el cabo primero Díaz había estado en un asado con sus compañeros festejando el primer año de la Unidad Operativa Centenario, en Chimbas. Al parecer, allí estuvo bebiendo desde el mediodía y todo indica que desde ese festejo se dirigió directamente al trabajo, pues al momento de la detención no tenía su arma reglamentaria y se cree que no pasó por su casa a buscarla, indicaron. Lo que sí encontraron los pesquisas fue un cajón de cerveza en la caja de la Amarok y una botella volcada en los asientos del vehículo.
Lo cierto es que la prueba de alcoholemia que le hicieron cuando lo capturaron arrojó que el efectivo tenía 3,58 gramos de alcohol por litro de sangre, una cifra que excede largamente los 0 gramos (al tratarse de un policía que se dirigía a trabajar, la tolerancia es esa, cero). Con ese nivel de alcohol en sangre una persona roza la pérdida de conocimiento, dijeron las fuentes. Y lo increíble es que desde que chocó hasta que llegó a Juan Gas (General Mosconi casi calle 5), circuló unos 7 kilómetros en ese estado.
Para la Policía lo ocurrido fue catalogado como una situación lamentable (ver página 9), y ya tomaron cartas en el asunto. Por matar alcoholizado y abandonar a una colega, Díaz será exonerado de las filas de la Fuerza, aseguró una alta fuente.
Y en la Justicia también quedó contra las cuerdas. Acusado de homicidio culposo, pesan sobre él tres agravantes: exceso de velocidad, fuga y presencia de alcohol en sangre al momento del siniestro. Además, trascendió que el juez Eduardo Agudo, titular del Primer Juzgado Correccional, no le otorgará la excarcelación y deberá esperar el juicio tras las rejas, aseguraron fuentes judiciales.
Verón había salido de trabajar en la Subcomisaría Villa Hipódromo y se dirigía a su casa en su moto Honda 150 cc cuando fue chocada por la camioneta conducida por Díaz. Murió en el acto. "¿A Maribel quién le devuelve la vida?", expresaron con dolor sus compañeros de esa dependencia.
MÁS POLICÍAS ECHADOS
Los tres efectivos de la seccional 17ma que el pasado martes chocaron y mataron al agente Damián Vega (25) en Chimbas, también serán exonerados de la Policía, dijeron fuentes de la Fuerza. Son Ricardo Montero, Nicolás Díaz y Mario Chulia, quienes iban alcoholizados en el Chevrolet Aveo que se cruzó de carril y chocó de frente a la moto. Marcos Luna (21) quedó grave.