Ricardo Rodríguez Garay es el nombre y apellido del oficial de la Policía de San Juan que el viernes pasado a la noche casi que vació su cargador y el de un compañero para disparar sobre el camión y la humanidad de Gastón Orihuela, quien murió luego de una larga persecución, en el departamento Valle Fértil.
Este lunes, pasadas las 11:30, se realizó la audiencia de formalización donde los fiscales Iván Grassi y Francisco Pizarro presentaron el caso ante la jueza de Garantías Flavia Allende. El policía se mostró calmo, llevaba en su brazo izquierdo una férula por una lesión que ese viernes se provocó en el cúbito, explicaron. A Rodríguez lo defiende el penalista Martín Zuleta.
Concluida la audiencia, que duró unas dos horas y media, la jueza resolvió hacer lugar la pedido de los fiscales: 10 meses para investigar y ese tiempo lo pasará en el Penal de Chimbas, donde cumplirá con la prisión preventiva.
Al acusado lo acompañaba su familia que, ante la requisitoria periodística, no quiso hablar. En la sala de audiencias se sentaron en el lugar destinado para tal fin, a no más de 3 metros de Rodríguez. Entrelazaron sus manos y se las notó nerviosas a las 3 mujeres.
Rodríguez escuchó el relato de uno de los fiscales casi sin hacer gestos, ni muecas. Excepto cuando hacen mención a que le saca el arma a un compañero para seguir disparándole al camión y fue allí donde movió la cabeza como negando que eso fuera cierto.
En el raid de los casi 20km de persecución, se confirmó que fue una balacera del oficial sobre el camión y el cuerpo de Orihuela, que tenía 8 heridas compatibles con arma de fuego.
Uno de los datos que se reveló es que, una vez que terminó la sangrienta faena, el policía buscó "instalar" que los disparos fueron para frenar la huida, que el camionero iba armado y que llevaba droga. Ninguno de estos elementos fueron hallados en la escena del terrible crimen, lo que compromete aun más al efectivo de la fuerza provincial.
Sumado a que los 3 policías que viajaban con él en el patrullero señalan a Rodríguez como el autor de todos los disparos y como quien dirigía la persecución.
La defensa de Rodríguez insistió en que hizo lo que debía, sin orden de un superior y atento a que, supuestamente, Orihuela ponía en peligro a terceros con maniobras imprudentes.