El acusado negó ser autor de los ultrajes a su sobrina, al comenzar la investigación intentó derivar las sospechas hacia unos vecinos de 12 años con los que -dijo- la niña pasaba horas jugando.

 

Para el fiscal José Eduardo Mallea, las pruebas demostraron con certeza que un obrero de Sarmiento se aprovechó de la situación de convivencia con su sobrinita con retraso mental, para abusar de ella y violarla a su antojo en la casa donde vivían, con la complicidad de sus padres, los abuelos de la niña. También dio por acreditado que los ultrajes comenzaron cuando la abuela de la nena se la quitó a su propia hija y se la llevó a vivir con ella con tan solo 3 años. Y que ese sometimiento sexual para la niña se prolongó hasta que tuvo 10 años y una tía suya no soportó presenciar uno de esos ultrajes y puso la denuncia. Por eso ayer, el fiscal pidió que condenaran a ese obrero (hoy de 32 años) a 16 años de cárcel, dijeron fuentes judiciales.

Leonardo Villalba, defensor del acusado (no mencionado para preservar a la menor) refutó los argumentos del fiscal. Si bien admitió que la niña fue víctima de ataques sexuales porque el médico de la Policía la revisó y constató que no era virgen, aseguró que no estaba probado que su cliente haya sido el autor de ese delito. Destacó además que el jornalero no tiene el perfil psicológico de un abusador sexual y criticó que la acusación se basara en los dichos de la tía de la nena, pues la menor no habló al ser entrevistada por psicólogos.

Por esas razones pidió que lo absolvieran o en todo caso le atribuyeran un abuso sexual simple, porque la misma tía que denunció le dijo a una psicóloga de Sarmiento que uno de sus hermanos "manoseaba" a la niña. Todo estalló el 21 de marzo del año pasado, cuando esa tía, una joven de 19 años, entró a la habitación de su hermano y lo sorprendió en pleno acto sexual con la nena, a la que vio llorando y no dudó en arrebatársela.

Como ya le había comentado de esas aberrantes situaciones a su madre sin que la mujer hiciera nada, igual que su padre, quien amenazaba con echar de la casa al acusado sin concretarlo, la joven resolvió comentarle el asunto a una psicóloga. Y fue esa profesional la que la derivó al Anivi, donde puso la denuncia. Hoy, el juez Eugenio Barbera (Sala III, Cámara Penal) dará a conocer su veredicto.