Ocurrió lo que se esperaba: Elio Barrozo, uno de los jefes de la barrabrava del Club San Martín y actualmente preso por narcotráfico y lavado de dinero, negó haber concurrido a llevar droga a la casa de Gustavo Mario Cristian “Pipi” González (41) en el barrio Costa Canal II, en Concepción, Capital. Y también haberse convertido en la piedra de la discordia entre el dueño de casa y su amigo Carlos César Falcón (39) al decirle a este último: “Che, qué linda mujer tenés, ¿no la compartís?”. Ese comentario fue apoyado por González, lo que molestó a su amigo y generó una discusión entre ambos hasta que, la madrugada del 12 de octubre de 2013, Falcón terminó muerto por un certero puntazo que atravesó su corazón. Para el fiscal Gustavo Manini, no quedaron dudas de que así sucedieron los hechos y por eso ayer, al cabo de su alegato, le pidió al juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) que condene a González a la pena de 12 años de cárcel.

El defensor de González, Jorge Olivera Legleu, entendió en cambio que no se había probado la autoría de su cliente en ese homicidio y pidió la absolución.

Una testigo clave de ese trágico final fue Pamela Moreno (25), entonces pareja de Falcón. El viernes pasado quedó presa por pedido del fiscal, por presunto falso testimonio.

¿Por qué? Porque al comenzar la investigación, instaló a González como principal sospechoso. Y porque, además, mencionó a Barrozo como el sujeto que les llevó más cocaína cuando se les acabó (dijo que habían consumido esa droga, pastillas y alcohol) y efectuar el comentario por el que luego González y Falcón discutieron. Sin embargo durante el juicio, negó conocer a Barrozo y haber dicho que fue a llevar más droga y hacer comentario alguno. También negó haber dicho que temía porque era “gente peligrosa, sobre todo el Elio”. Hoy, el veredicto.